VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
Manifiesto que iba a ser leído en Modesta el día 14-03-2025 (será leído el 21 de Marzo del 2025).
El Grupo de Pastoral de la Salud de la Parroquia de San Acisclo ha hecho un comunicado en esta Semana dedicada a los enfermos y cuidadores en nuestra Parroquia, semana que celebramos LA SEMANA DEL ENFERMO.
MANIFIESTO PASTORAL DEL ENFERMO-2025.
"LA ESPERANZA NO DEFRAUDA" (Rom 5,5)
El Grupo de Pastoral de la Salud de la Parroquia de San Acisclo queremos comunicar que esta Semana dedicada a todas las personas enfermas cuidadoras de las personas enfermas de nuestra Parroquia y de nuestro Barrio, a las que tenemos muy presentes en nuestras oraciones y Eucaristías.,
Este año hacemos una OPCIÓN CLARA Y DECIDIDA POR LA SALUD, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), define como “es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades y dolencias”.
La Salud tiene una DIMENSIÓN FÍSICA (“estar
bien”), una DIMENSIÓN PSICOLÓGICA (“sentirse bien”) y una DIMENSIÓN PERSONAL
(“ser bien”).
La Campaña del enfermo 2025, enmarcada en la celebración del Año Jubilar, tiene como lema “LA ESPERANZA NO DEFRAUDA” (Rom 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación.
La Jornada Mundial del Enfermo no sólo invita a la oración y a la cercanía con los que sufren. También tiene como objetivo sensibilizar al pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias y a la sociedad civil para avanzar en su dignidad como personas enfermas.
Como personas cristianas estamos
especialmente llamadas a hacer nuestra la mirada compasiva de Jesús. Cuidemos a
quienes sufren y están solos, marginados y descartados.
Jesús de Nazaret defendió la salud y la vida, pone particular interés en romper esa marginación liberando a los enfermos de la soledad en la vida familiar y social. Por eso busca en primer lugar un encuentro personal con ellos, que los libere de la soledad, los sane y cure.
Jesús se hace cercano a las personas marginadas y enfermas de su tiempo, que vivían una situación de exclusión social. Se acerca a ellos con amor, movido por la compasión y la misericordia, que los sana y cura.
Jesús ofrece una sanación interior de la persona, abriéndola a la salvación.
Además,
estamos convencidos que Jesús se identifica con los necesitados y se pone en el
lugar de la persona enferma. Nos señala un camino de misericordia, compasión y
amor para con nuestros enfermos. En definitiva, “ver a Cristo en el enfermo y
ser Cristo para el enfermo”, porque la Iglesia estamos llamados a ser un
“auténtico hospital de campaña”, una comunidad de ACOGIDA, ENTREGA Y AMOR HACIA
TODAS ESTAS PERSONAS.
El Papa Francisco nos recordaba en el mensaje de la XXXIII Jornada mundial del enfermo-2025 que la enfermedad es una oportunidad de encuentro con el Señor que “no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos”.
El Papa Francisco nos señala que la enfermedad es ocasión de un encuentro que nos transforma, por eso se dice que “el dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real, hasta «conocer la plenitud del Evangelio con todas sus promesas y su vida» San Juan Pablo II, Discurso a los jóvenes, Nueva Orleans, 12 septiembre 1987).
El Papa resalta sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quién sufre y quiere que subrayemos tres aspectos: la enfermedad como oportunidad de encuentro con el Señor, en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor y esa esperanza la descubrimos como un don, y comprender que los lugares donde se sufre son a menudo lugares de intercambio y de enriquecimiento mutuo.
El Papa Francisco nos
anima a reconocer las gracias que recibimos donde nos encontramos cerca de
quien sufre: “¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas
veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor! Es decir, nos
damos cuenta de que somos “ángeles” de esperanza, mensajeros de Dios, los unos
para los otros, todos juntos: enfermos, médicos, enfermeros, familiares,
amigos, sacerdotes, religiosos y religiosas; y allí donde estemos: en la
familia, en los dispensarios, en las residencias de ancianos, en los hospitales
y en las clínicas”.
Nos alienta a descubrir
que sólo en la Resurrección de Cristo nuestros destinos encuentran su lugar en
el horizonte de la eternidad.
También este manifiesto,
como señala el Papa Francisco en su mensaje para la Campaña del enfermo 2025,
quiere ser de agradecimiento a todos los que ayudan a los enfermos, y aprender
a escribirlos en el alma para no olvidarlos: “conservar en el corazón la
sonrisa amable de un agente sanitario, la mirada agradecida y confiada de un
paciente, el rostro comprensivo y atento de un médico o de un voluntario, el
semblante expectante e inquieto de un cónyuge, de un hijo, de un nieto o de un
amigo entrañable. Son todas luces que atesorar pues, aun en la oscuridad de la
prueba, no sólo dan fuerza, sino que enseñan el sabor verdadero de la vida, en
el amor y la proximidad (cf. Lc 10,25-37).
Pedimos por todas las personas mayores, enfermas, solas y disminuidas físicas, y, reclamamos, desde Jesucristo, mayor cercanía, compasión y ternura. Acompañemos a cuantas sufren con la esperanza que procede de Cristo resucitado.
Pedimos que toda la sociedad se sensibilice en la asistencia y en la situación de las personas enfermas, superando la cultura del descarte.
Pedimos que se promueva el compromiso y la atención sanitaria para las personas enfermas y nuestros mayores.
Pedimos una sanidad bien organizada y gestionada en beneficio del bien común y de toda la sociedad, sin anteponer cualquier otro interés económico y político.
Pedimos la
agilización de las pruebas y citas médicas para las personas enfermas y
mayores.
Damos gracias, juntamente con el Papa Francisco, y tenemos palabras de
agradecimiento a los que asisten a los que sufren, “cuya voz va mucho más allá de las habitaciones y las camas de los
sanatorios donde se encuentren, estimulando y animando en la caridad “el
concierto de toda la sociedad” (cf. ibíd) en una armonía a veces difícil
de realizar, pero precisamente por eso, muy dulce y fuerte, capaz de llevar luz
y calor allí donde más se necesita.
Afirmamos con contundencia, con el
Papa Francisco, que “los enfermos, los
frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia y deben estar también en
el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral”. Reclamamos,
con el Papa, la ayuda necesaria para sanar las heridas de la soledad y del
aislamiento, para contrarrestar la cultura del individualismo, de la
indiferencia, del descarte, y hagamos crecer la cultura de la ternura y de la
compasión.
Córdoba, 14 de Marzo
del 2025.
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