VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
CHARLA EN LA SEMANA DEL ENFERMO EN LA PARROQUIA DE SAN ACISCLO EN CÓRDOBA
2023. España.
1.-ENCUENTROS LIBERADORES DE JESÚS DE NAZARET.
El encuentro de Jesús con
los enfermos y marginados debe ser siempre para la Iglesia el modelo de
conducta para todos los que creemos en la presencia liberadora y redentora de
Jesucristo resucitado.
La actividad de Jesús
sanador con los enfermos ocupa un lugar notable en los evangelios.
Él mismo se
refirió a sí mismo dos veces utilizando la imagen del médico (cf. Mc 2,17; Lc
4,23).
Para Jesús la enfermedad
no es solo una patología física, sino que tiene dimensiones sociales y
sobrenaturales.
La enfermedad y la
sanación son percibidas por él en su globalidad.
En la época del siglo I en
Palestina, Jesús sabe que la
enfermedad marcaba negativamente a las personas.
El hecho de estar enfermo y
sobre todo ciertas enfermedades (leprosos, ciegos, etc.), tenían
connotaciones muy negativas y hacían del enfermo una persona
estigmatizada y marginada.
Jesús pone particular
interés en romper esa
marginación liberando a los enfermos de la soledad en la vida familiar y social. Por eso busca en
primer lugar un encuentro personal con ellos, que los libere de la soledad.
*Jesús era un sanador
que curaba a la gente: Nuestra cultura nos predispone a imaginar a
Jesús como un maestro, que pronunciaba parábolas y sentencias llenas
de sabiduría, o como un profeta que anunciaba la llegada de un mundo mejor. Y
sin embargo, la imagen de Jesús como un sanador
popular que pasó curando a la gente es tan real como las anteriores.
Jesús
defendió la salud y la vida. Jesús pone particular interés en romper esa
marginación liberando a los enfermos de la soledad en la vida familiar y
social. Por eso busca en primer lugar un encuentro personal con ellos, que los
libere de la soledad.
Jesús se hace cercano a los
marginados y enfermos de su tiempo, que vivía una situación de exclusión
social. Se acerca a ellos con amor, movido por la compasión y la misericordia,
que los sana y cura.
*Las curaciones de Jesús son un signo de que el Reino de Dios está empezando a llegar:
Los
profetas habían anunciado que la curación de los cojos, ciegos, sordos, etc.,
sería el signo de que se cumplían las promesas de Dios.
Jesús se refirió a esta
profecía para explicar sus curaciones (cf. Mt 11,2-5; Is
35,5-6).
Se acerca a ellos con
amor, movido únicamente por su amor, y ese amor es el que los sana y cura.
*Jesús cura, sana y
salva al enfermo: Jesús ofrece una sanación interior de la persona, abriéndola a la
salvación.
Además, estamos convencidos que Jesús se identifica con los
necesitados y se pone en el lugar de la persona enferma. Nos señala un camino
de misericordia, compasión y amor para con nuestros enfermos. En definitiva,
“ver a Cristo en el enfermo y ser Cristo para el enfermo”, porque la Iglesia
estamos llamados a ser un “auténtico hospital de campaña”.
Jesús, en su relación
con los enfermos, además de orar por ellos, después de preguntar
sobre su fe, los cura físicamente, los sana interiormente y los salva
integralmente.
2.- ÍDEAS A RESALTAR DEL MENSAJE DEL PAPA
FRANCISCO PARA LA JORNADA XXXI JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO-2023.
3.1. El Papa Francisco nos recordaba en el mensaje de este año, la XXXI Jornada mundial del enfermo, que “La enfermedad forma parte de nuestra experiencia humana. Pero, si se vive en el aislamiento y en el abandono, si no va acompañada del cuidado y de la compasión, puede llegar a ser inhumana”.
3.2.“ La Encíclica Fratelli tutti, como ustedes saben,
propone una lectura actualizada de la parábola del buen samaritano…. De
hecho, existe una conexión profunda entre esta parábola de Jesús y las
múltiples formas en las que se niega hoy la fraternidad.
3.3. “En esta XXXI Jornada Mundial del Enfermo, en pleno camino sinodal, a
reflexionar sobre el hecho de que, es precisamente a través de la
experiencia de la fragilidad y de la enfermedad, como podemos aprender a
caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura.
3.4 “La Jornada Mundial del Enfermo, en efecto, no sólo invita a la
oración y a la cercanía con los que sufren. También tiene como objetivo
sensibilizar al pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias y a la sociedad
civil sobre una nueva forma de avanzar juntos.
3.5. El COVID-19
puso a dura prueba esta gran red de capacidades y de solidaridad, y mostró los
límites estructurales de los actuales sistemas de bienestar. Por
tanto, es necesario que la gratitud vaya acompañada de una búsqueda activa, en
cada país, de estrategias y de recursos, para que a todos los seres
humanos se les garantice el acceso a la asistencia y el derecho fundamental a
la salud.
3.6. «Cuida de él» (Lc 10,35) es la
recomendación del samaritano al posadero. Jesús nos lo repite también a cada
uno de nosotros, y al final nos exhorta: «Anda y haz tú lo mismo».
No olvidemos que, como señala el departamento de la Pastoral de la Salud: “El
enfermo es siempre el centro de nuestra caridad pastoral. No podemos dejar de
escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando
no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar,
siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía”.
3.-UNA OPCIÓN POR LA
SALUD.
Queremos hacer una
opción decidida por la Salud, que la Organización Mundial de la Salud
(OMS), define como “es el estado de completo bienestar físico, mental y
social, y no solo la ausencia de enfermedades y dolencias”.
La Salud tiene una dimensión física (“estar bien”), una dimensión psicológica (“sentirse bien”) y una dimensión personal (“ser bien”).
4.- SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS.
El Sacramento de la Unción de enfermos
es un Sacramento de vivos y por medio de
él
suplicamos a Cristo que fortalezca al cristiano ante la enfermedad y la
vejez.
La Iglesia, en el
Vaticano II, expresa maravillosamente: “Con la sagrada unción
de enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia
entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente
y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse
libremente a la pasión y muerte de Cristo, y contribuir así al bien del
Pueblo de Dios” (LG. 11).
Los frutos de
este Sacramento para el enfermo son saludables:
*une el enfermo a la pasión de
Jesucristo; *le produce consuelo, paz y fortaleza;
*el perdón de los pecados, si no ha
podido obtenerlo con el Sacramento de la Penitencia;
*le da la salud corporal, si le conviene,
y le prepara para el paso a la vida eterna.
La UNCIÓN, como el resto de
los Sacramentos, es un ENCUENTRO PRIVILEGIADO del creyente con
el SEÑOR RESUCITADO, con el
CRISTO MÉDICO Y PACIENTE.
“En la UNCIÓN se
expresa ante todo la fe que hay que hacer suscitar tanto en el que
administra, como, de manera especial, en el que recibe el
Sacramento”.
LA ORACIÓN DE
LA IGLESIA por el enfermo es una plegaria de intercesión
al Señor de la vida y de la muerte por el enfermo, para que le
auxilie, le alivie y le salve.
La UNCIÓN CON EL ÓLEO es una acción simbólica
que expresa públicamente el
gesto fraternal de
la comunidad
que, atenta a la situación que vive el enfermo, viene en su ayuda, y el deseo
expreso de
un
fortalecimiento y curación para él.
¿Quién puede recibir la Unción
de Enfermos?
La
unción de los enfermos no sólo se da para los enfermos en peligro de muerte
o enfermos graves, sino más bien para todo enfermo que en su
situación necesita y pide la ayuda de Dios.
Puede darse la Unción:
El destinatario de este
Sacramento es todo cristiano enfermo bautizado, pero
especialmente:
*Enfermos que van a ser operados.
*Ancianos, cuyas fuerzas se
debilitan seriamente,
aun
cuando no padezcan una enfermedad grave.
*Cualquier fiel que supere los 65 años y
se sienta débil por la edad.
Como la enfermedad
puede ser un estado pasajero de la persona, el enfermo puede recibir este
Sacramento tantas veces cuantas se produzca una enfermedad.
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