VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
1.-ENCUENTROS LIBERADORES DE JESÚS DE NAZARET.
El encuentro de Jesús con los enfermos y marginados debe ser siempre para la Iglesia el modelo de conducta para todos los que creemos en la presencia liberadora y redentora de Jesucristo resucitado.
Algunos pasajes evangélicos donde se narran el encuentro de Jesús con los enfermos.
1.-“Se marchó de allí y fue a la sinagoga de ellos. Había allí un hombre con un brazo atrofiado; para poder acusar a Jesús, le preguntaron: ¿Está permitido curar en sábado? El les respondió: “supongamos que uno de vosotros tiene una oveja, y que un sábado se la cae en una zanja, ¿la agarra y la saca o no? Pues ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, está permitido hacer el bien en sábado”. Entonces le dijo al hombre: “Extiende el brazo. Lo extendió y quedó sano y normal como el otro” (Mt 12,9-14s).
2.-“Terminada la travesía atracaron en Genesaret. Los hombres del lugar, al reconocerlo, avisaron por toda la comarca, y le llevaron los enfermos, rogándoles que les dejara tocar siquiera el borde de su mano, y todos los que lo tocaron se curaron” (Mt 14,34-36).
3.-“Al salir de Jericó lo siguió mucha gente. Había dos ciegos, sentados a la vera del camino, y al oír que pasaba Jesús, se pusieron a gritar: “¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David! La gente les regañaba para que se callaran, pero ellos gritaban más fuerte: “¡Ten compasión de nosotros, Señor, Hijo de David!”. Jesús se detuvo, los llamó y le dijo: “¿Qué queréis que haga por vosotros?” Le contestaron ellos: “Señor, que se nos abra los ojos”. Jesús sintió lástima y les tocó los ojos, al momento recobraron la vista y los siguieron” (Mt 20,29-34).
4.-“Al salir de la sinagoga se fueron derechos a casa de Simón y Andrés llevando a Santiago y a Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron en seguida. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y les estuvo sirviendo” (Mc 1,29-31).
5.-“Al bajar del monte, le siguió una gran muchedumbre, y acercándosele un leproso, se postró ante El, diciendo: Señor, si quieres puedes limpiarme. El, extendiendo la mano, le tocó y dijo: Quiero, sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. Jesús le advirtió: Mira, no lo digas a nadie, sino ve a mostrarte al sacerdote y ofrece la ofrenda la ofrenda que Moisés mandó, para que les sirva de testimonio” (Mt 8,1-4).
6.-“Estaba un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”. Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios” (Lc 13,10-13).
2.-JESÚS DE NAZARET Y LOS ENFERMOS.
La actividad de Jesús sanador con los enfermos ocupa un lugar notable en los evangelios.
Él mismo se refirió a sí mismo dos veces utilizando la imagen del médico (cf. Mc 2,17; Lc 4,23).
Para Jesús la enfermedad no es solo una patología física, sino que tiene dimensiones sociales y sobrenaturales.
La enfermedad y la sanación son percibidas por él en su globalidad.
En la época del siglo I en Palestina, Jesús sabe que la enfermedad marcaba negativamente a las personas.
El hecho de estar enfermo y sobre todo ciertas enfermedades (leprosos, ciegos, etc.), tenían connotaciones muy negativas y hacían del enfermo una persona estigmatizada y marginada.
Jesús pone particular interés en romper esa marginación liberando a los enfermos de la soledad en la vida familiar y social. Por eso busca en primer lugar un encuentro personal con ellos, que los libere de la soledad.
*Jesús era un sanador que curaba a la gente: Nuestra cultura nos predispone a imaginar a Jesús como un maestro, que pronunciaba parábolas y sentencias llenas de sabiduría, o como un profeta que anunciaba la llegada de un mundo mejor. Y sin embargo, la imagen de Jesús como un sanador popular que pasó curando a la gente es tan real como las anteriores.
*Jesús es cercano a los marginados: Los enfermos, y por causa de ellos sus familias, tenían que soportar una situación de sospecha y marginación. La idea que entonces se tenía de la enfermedad acentuaba esta condición social de marginación.
El hecho de que Jesús se acerque a los enfermos y se deje tocar por ellos, o de que los cure con formas poco ortodoxas, era un atentado contra las normas de pureza que gobernaban la sociedad palestina del siglo primero. Jesús no tuvo inconveniente en transgredir las normas de pureza imperantes en aquella sociedad, pues solo así podía acercarse a los que estaban en situaciones más marginales.
*Las curaciones de Jesús son un signo de que el Reino de Dios está empezando a llegar: Los profetas habían anunciado que la curación de los cojos, ciegos, sordos, etc., sería el signo de que se cumplían las promesas de Dios.
Jesús se refirió a esta profecía para explicar sus curaciones (cf. Mt 11,2-5; Is 35,5-6).
Se acerca a ellos con amor, movido únicamente por su amor, y ese amor es el que los sana y cura. *Jesús cura, sana y salva al enfermo: Jesús no cura solamente la enfermedad, sino que además ofrece una sanación interior de la persona, abriéndola a la salvación (cf. Directrices para la Pastoral de la Salud en México, n. 22), como lo dejan ver los siguientes textos: Una mujer enferma que es curada, sanada e invitada a la salvación (cf. Mt 9,20-22); el ciego de Jericó (cf. Mc 10,46-52); los diez leprosos (cf. Lc 17,11-19).
Jesús, en su relación con los enfermos, además de orar por ellos, después de preguntar sobre su fe, los cura físicamente, los sana interiormente y los salva integralmente.
*Jesús se identifica con los necesitados y enfermos. Jesús se identifica con los necesitados y en concreto, al decir “estaba enfermo y me visitaron”, se identifica con cada enfermo, y así propicia una relación en la que se pone en lugar de la persona enferma: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a la izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?" Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mt 25, 31-40).
3.-10 ÍDEAS A RESALTAR DEL MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA JORNADA XXX JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO-2022.
A.-El lema: “Sean misericordiosos así como el Padre es misericordioso” (Lc 6,36). Estar al lado de los que sufren en camino de caridad.
B.- Hace treinta años, san Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan [1].
C.-Se ha avanzado bastante, pero todavía queda mucho camino por recorrer para garantizar a todas las personas enfermas, principalmente en los lugares y en las situaciones de mayor pobreza y exclusión, la atención sanitaria que necesitan, así como el acompañamiento pastoral para que puedan vivir el tiempo de la enfermedad unidos a Cristo crucificado y resucitado.
D.- podemos afirmar con asombro y gratitud que la misericordia de Dios tiene en sí misma tanto la dimensión de la paternidad como la de la maternidad (cf. Is 49,15), porque Él nos cuida con la fuerza de un padre y con la ternura de una madre, siempre dispuesto a darnos nueva vida en el Espíritu Santo.
E.-El testigo supremo del amor misericordioso del Padre a los enfermos es su Hijo unigénito. ¡Cuántas veces los Evangelios nos narran los encuentros de Jesús con personas que padecen diversas enfermedades!
F.-La importancia de contar con la presencia de testigos de la caridad de Dios que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre [3].
G.-Queridos agentes sanitarios, su servicio al lado de los enfermos, realizado con amor y competencia, trasciende los límites de la profesión para convertirse en una misión. Sus manos, que tocan la carne sufriente de Cristo, pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre. Sean conscientes de la gran dignidad de su profesión, como también de la responsabilidad que esta conlleva.
H.- Todo esto, sin embargo, no debe hacernos olvidar la singularidad de cada persona enferma, con su dignidad y sus fragilidades [4]. El enfermo es siempre más importante que su enfermedad y por eso cada enfoque terapéutico no puede prescindir de escuchar al paciente, de su historia, de sus angustias y de sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología.
I.-En una época en la que la cultura del descarte está muy difundida y a la vida no siempre se le reconoce la dignidad de ser acogida y vivida, estas estructuras, como casas de la misericordia, pueden ser un ejemplo en la protección y el cuidado de toda existencia, aun de la más frágil, desde su concepción hasta su término natural.
J.-Si la peor discriminación que padecen los pobres —y los enfermos son pobres en salud— es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe [6]. Visitar a los enfermos es una invitación que Cristo hace a todos sus discípulos. ¡Cuántos enfermos y cuántas personas ancianas viven en sus casas y esperan una visita!
El ministerio de la consolación es responsabilidad de todo bautizado, consciente de la palabra de Jesús: «Estuve enfermo y me visitaron» ( Mt 25,36).
4.- ÍDEAS IMPORTANTES A RESALTAR DEL MENSAJE DE LA PASCUA DEL ENFERMO 2022 DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA.
A.-“Acompañar en el Sufrimiento. “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”(Lc 6,36)
B.-La Jornada Mundial de este año se desarrolla bajo el lema: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36)... Durante este tiempo, centraremos nuestra atención en la necesidad y urgencia de “acompañar en el sufrimiento”.
C.-El enfermo es siempre el centro de nuestra caridad pastoral. No podemos dejar de escuchar al paciente, su historia, sus angustias y sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía.
D.-El mayor dolor es el sufrimiento moral ante la falta de esperanza. En consecuencia, hemos de ser muy conscientes de nuestra misión: “siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pida” (1 Pe 3, 15). Se hace necesario estar preparados para aportar esperanza; pero no una esperanza cualquiera, sino -como recuerda Benedicto XVI- una esperanza “fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino” (Spe Salvi, 1).
E.-. En una época en la que la cultura del descarte está muy difundida y a la vida no siempre se le reconoce la dignidad de ser acogida y vivida, estas estructuras, como casas de la misericordia, pueden ser un ejemplo en la protección y el cuidado de toda existencia, aun de la más frágil, desde su concepción hasta su término natural”.
5.- SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS.
El Sacramento de la Unción de enfermos es un Sacramento de vivos y por medio de él suplicamos a Cristo que fortalezca al cristiano ante la enfermedad y la vejez.
La Iglesia, en el Vaticano II, expresa maravillosamente: “Con la sagrada unción de enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo, y contribuir así al bien del Pueblo de Dios” (LG. 11).
Los frutos de este Sacramento para el enfermo son saludables:
*une el enfermo a la pasión de Jesucristo; *le produce consuelo, paz y fortaleza;
*el perdón de los pecados, si no ha podido obtenerlo con el Sacramento de la Penitencia;
*le da la salud corporal, si le conviene, y le prepara para el paso a la vida eterna.
La UNCIÓN, como el resto de los Sacramentos, es un ENCUENTRO PRIVILEGIADO del creyente con el SEÑOR RESUCITADO, con el CRISTO MÉDICO Y PACIENTE.
“En la UNCIÓN se expresa ante todo la fe que hay que hacer suscitar tanto en el que administra, como, de manera especial, en el que recibe el Sacramento”.
LA ORACIÓN DE LA IGLESIA por el enfermo es una plegaria de intercesión al Señor de la vida y de la muerte por el enfermo, para que le auxilie, le alivie y le salve.
La UNCIÓN CON EL ÓLEO es una acción simbólica que expresa públicamente el gesto fraternal de la comunidad que, atenta a la situación que vive el enfermo, viene en su ayuda, y el deseo expreso de un fortalecimiento y curación para él.
¿Quién puede recibir la Unción de Enfermos?
La unción de los enfermos no sólo se da para los enfermos en peligro de muerte o enfermos graves, sino más bien para todo enfermo que en su situación necesita y pide la ayuda de Dios.
Puede darse la Unción:
El destinatario de este Sacramento es todo cristiano enfermo bautizado, pero especialmente:
*Enfermos que van a ser operados.
*Ancianos, cuyas fuerzas se debilitan seriamente, aun cuando no padezcan una enfermedad grave.
*Cualquier fiel que supere los 65 años y se sienta débil por la edad.
Como la enfermedad puede ser un estado pasajero de la persona, el enfermo puede recibir este Sacramento tantas veces cuantas se produzca una enfermedad.
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