VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
El Grupo de Pastoral de
la Salud de la Parroquia de San Acisclo queremos hacer un comunicado en esta
Semana dedicada a los enfermos y cuidadores en nuestra Parroquia, semana que celebramos
la Pascua del Enfermo.
Este año el lema elegido por la Iglesia
Católica para la Jornada Mundial del Enfermo es “CUIDÉMONOS MUTUAMENTE”, y se
pretende fundamentalmente que todas las personas sean solidarias con el
paciente que tienen alrededor. Para ello, proponen darles afecto, compañía y
los medicamentos que necesiten.
Queremos hacer una opción decidida por la Salud, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), define como “es el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades y dolencias”.
La Salud tiene una dimensión física (“estar bien”), una dimensión psicológica (“sentirse bien”) y una dimensión personal (“ser bien”).
La enfermedad es igual a un
malestar existencial. Esto tiene su explicación en que la persona enferma no
solo sufre una patología física, sino que además se siente traicionada,
incomprendida y olvidada.
La Pandemia ha agudizado una de las situaciones más dramáticas de nuestros mayores y de la sociedad misma. Según el Instituto Nacional de Estadística se estima que en España hay 4,7 millones de hogares unipersonales. Dos millones de personas mayores de 65 años viven solas. Más de 850.00 mayores de 80 años viven solos y muchos presentan problemas de movilidad. Solo estas cifras son un dato preocupante.
Si además sumamos, entre otras formas de soledad, la de quienes están ingresados en los hospitales o la de las familias con miembros con una enfermedad mental grave, por ejemplo, descubrimos lo acuciante de reflexionar para buscar el modo de aliviar tanta soledad.
Pedimos
para nuestros mayores y enfermos, desde Jesucristo, mayor esperanza, consuelo y
alivio. Acompañemos a cuantos sufren por esta pandemia con la esperanza que
procede de Cristo resucitado.
Jesús defendió la salud y la vida. Jesús pone particular interés en romper esa marginación liberando a los enfermos de la soledad en la vida familiar y social. Por eso busca en primer lugar un encuentro personal con ellos, que los libere de la soledad.
Jesús se hace cercano a los marginados y enfermos de su tiempo, que vivía una situación de exclusión social. Se acerca a ellos con amor, movido por la compasión y la misericordia, que los sana y cura.
Jesús
ofrece una sanación interior de la persona, abriéndola a la salvación. Además,
estamos convencidos que Jesús se identifica con los necesitados y se pone en el
lugar de la persona enferma. Nos señala un camino de misericordia, compasión y
amor para con nuestros enfermos. En definitiva, “ver a Cristo en el enfermo y
ser Cristo para el enfermo”.
El Papa Francisco publicó una carta para este año, que lleva por título “Un solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos”.
Señala el Papa que “ ante
la condición de necesidad de un hermano o una hermana, Jesús nos muestra un
modelo de comportamiento totalmente opuesto a la hipocresía. Propone detenerse,
escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir
empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento
hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio (cf. Lc 10,30-35)”.
Lo reafirmamos con fuerza la terapia de Jesús con los enfermos: detenerse,
escuchar, establecer una relación directa y personal con el otro, sentir
empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento
hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio.
Indica el Papa Francisco que la enfermedad siempre tiene un rostro, incluso más de uno: tiene el rostro de cada enfermo y enferma, también de quienes se sienten ignorados, excluidos, víctimas de injusticias sociales que niegan sus derechos fundamentales (cf. Carta enc. Fratelli Tutti, 22).
Señala el Papa que la “pandemia
actual ha sacado a la luz numerosas insuficiencias de los sistemas sanitarios y
carencias en la atención de las personas enfermas. Los ancianos, los más
débiles y vulnerables no siempre tienen garantizado el acceso a los
tratamientos, y no siempre es de manera equitativa”.
El Papa quiere
agradecer, y nosotros también, la entrega y la generosidad de agentes
sanitarios, voluntarios, trabajadores y trabajadoras, sacerdotes, religiosos y
religiosas que, con profesionalidad, abnegación, sentido de responsabilidad y
amor al prójimo han ayudado, cuidado, consolado y servido a tantos enfermos y a
sus familias. Una multitud silenciosa de hombres y mujeres que han decidido
mirar esos rostros, haciéndose cargo de las heridas de los pacientes, que
sentían prójimos por el hecho de pertenecer a la misma familia humana.
¡Gracias!
Estamos de acuerdo con
el Papa Francisco que “una sociedad es tanto más humana cuanto más sabe cuidar
a sus miembros frágiles y que más sufren, y sabe hacerlo con eficiencia animada
por el amor fraterno. Caminemos hacia esta meta, procurando que nadie se quede
solo, que nadie se sienta excluido ni abandonado.
Pedimos
que toda la sociedad se sensibilice en la asistencia y en la situación de los
enfermos.
Pedimos que se promueve el compromiso y la
atención sanitaria para los enfermos y nuestros mayores.
Pedimos que no se antepongan una cultura de pasarlo bien en la
vida, al disfrute personal a la “vida misma”, de nuestros mayores y miembros
más frágiles.
Pedimos una sanidad bien organizada y
gestionada en beneficio del bien común y de toda la sociedad, sin anteponer
cualquier otro interés económico y político.
FOTOS.
VÍDEOS PARA ESTAR SEGUROS EN JESÚS
CANAL DE FRANCISCO BAENA CALVO EN YOUTUBE