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miércoles, 4 de diciembre de 2024

JUAN BAUTISTA: EL PRECURSOR DEL MESÍAS.







JUAN BAUTISTA: EL PRECURSOR DEL MESÍAS.


 







INTRODUCCIÓN AL BLOG







    VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).

En  los orígenes del Cristianismo tenemos una experiencia muy precisa, la experiencia de unos hombres y mujeres, tocados y atraídos por Jesús de Nazaret, el Cristo, cuyas vidas  se convirtieron en magníficas y distintas desde ese momento, alcanzando cotas de perfección y santidad increíbles a pesar de su debilidad.


            En medio de sus afanes escucharon un na voz que les gritaba: "¡Ven y sígueme!" Una voz que se sigue oyendo en la dinámica del mundo y en la existencia de cada hombre y mujer, deseoso de encontrar un sentido global y permanente a su historia.

            ¡Si, este reclamo a seguir al Nazareno se prolonga desde el principio hasta nuestros días, y continuará hasta el final del tiempo!

La señal de la presencia del Resucitado son los santos. Los santos palpan de vez en cuando la perfección suprema de Dios y nos recuerdan a los humanos que el mal puede ser vencido solamente con sacrificio, constancia y confianza.


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JUAN BAUTISTA: EL PRECURSOR DEL MESÍAS.


  


    Se presenta como el precursor del Señor, que vendrá a bautizarnos en Espíritu y fuego.
     La respuesta que Dios exige se sintetiza magistralmente en toda la       predicación del precursor, Juan Bautista. Juan pide a la gente que cambie radicalmente en su interior y debe de “preparar el camino al Señor”.
    Juan es modelo del testigo, de la función transitiva del testimonio, que siempre remite a Dios, su proyecto, su salvación.           
    El testimonio humilde es antídoto contra las tentaciones de     triunfalismo, de la ocupación de espacios eclesiales de influencia y poder (cf. EG 223).

    Juan, el Precursor”, nos señala cómo debemos prepararnos para    acoger la venida de Cristo desde una actitud coherente y confiada.
*Para la insolidaridad, que es la base y el origen de la desigualdad,
PROPUESTA: se propone compartir (consejo a las multitudes: “el que tenga dos túnicas, que           comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo” (Lc 3,11)
*Para la explotación, que engendra toda clase de odio entre los humanos,
PROPUESTA: se propone la supresión de cualquier espíritu de injusticia (Consejo a los                  publicanos: “No exijáis más de lo establecido” (Lc 3,13)
*Para controlar la violencia de quien detenta el poder político y militar.
PROPUESTA: se propone la no violencia y el evitar la injusticia que proviene de la insaciable ambición de poseer y dominar (consejo a los soldados: “no hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contestaos con la paga” (Lc 3,14b)



     





     
Seguro que esta lista de reproducción te ayudará a conocer más y mejor a Jesús de Nazaret, el Cristo.









Firmes en la fe en Cristo resucitado



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martes, 3 de diciembre de 2024

EL ADVIENTO NOS ENVUELVE-2024.





                  EL ADVIENTO NOS ENVUELVE-2024.
     







INTRODUCCIÓN AL BLOG

VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).



EL ADVIENTO NOS ENVUELVE-2024.




            El Adviento es un tiempo especial de gracia y de una invitación a reconocer las “Venidas del Señor”.
        Adviento significa “venida”:  Es el Señor quien viene, quien siempre está viniendo.
      Propiamente, la Iglesia celebra en este tiempo la gozosa esperanza en la Parusía, el acontecimiento escatológico por el cual el Señor llevará a   término su obra de creación y salvación.
       Sin embargo, una celebración significativa de esta esperanza nos hace volver la atención a las otras venidas del Señor, de las cuales la gloriosa del último día será la culminación.                  
     Necesitamos renacer de nuevo, necesitamos saborear la vida nueva y abrir nuestros ojos a la esperanza, embarcarnos en la aventura de la caridad. Necesitamos quitarnos la coraza, para que las cosas que pasan me afecten, me toquen el corazón.
       Desde la esperanza del Antiguo Testamento, se nos invita a repetir en la vida la espera de los justos que aguardan al Mesías.
       El Adviento es una intensa y concentrada celebración de la larga espera en la historia de la        salvación, como el descubrimiento del misterio de Cristo.
     Hoy en la Iglesia es como un redescubrir la centralidad de Cristo en la historia de la           salvación.      
        Adviento es tiempo del Espíritu Santo, Él ha hablado por medio de los profetas, ha         inspirado los oráculos mesiánicos, ha anticipado con sus primicias de alegría la venida de Cristo en sus protagonistas como Zacarías, Isabel, Juan, María.
      La Iglesia se prepara en el Adviento permaneciendo vigilante y en oración. Por eso cuenta con tres modelos: El Profeta Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret, la Madre del Señor. 




A.-ADVIENTO: TIEMPO PARA RECORDAR-EL SEÑOR VINO Y ACAMPÓ ENTRE NOSOTROS.




      Cuando nosotros hoy celebramos el Adviento y centramos nuestra mirada en la espera y la         preparación de la venida de Jesús, quiere decir que miramos hacia atrás, hacia aquel                               acontecimiento transcendental y lo queremos revivir con toda la intensidad.
        Nuestra esperanza tiene en el misterio de la Navidad un fundamento firme, Dios ya ha   mostrado su bondad hacia nosotros, comprometiéndose con nuestra humanidad herida, hasta el fondo e irrevocablemente.
         En Adviento hacemos memoria de  la primera venida humilde del Hijo de Dios, “nacido de          mujer” (Gal 4,4).
        El tiempo litúrgico de Adviento es, ciertamente, preparación para el memorial agradecido de “la entrañable misericordia de nuestro Dios” (Lc 1,78), por la cual vino a hacerse carne por nuestro        amor.                   
      La figura de un niño recién nacido, que encontraron los pastores acostado en un pesebre,         representa para el mundo entero, y hasta el fin de los siglos, la apuesta de Dios por nosotros. Una apuesta arriesgada y total. Dios se hizo por nosotros vulnerable y necesitado.
          De este modo, en este tiempo de Adviento, una de las actitudes que se nos invita a       cultivar es la gratitud. Es justo y necesario hacer memoria de tanto bien como Dios nos ha hecho por la encarnación de su Hijo: “Dios vino por ti y por mí: feliz novedad”.
          En Adviento nos preparamos para hacer memoria de este hecho decisivo: Dios se ha  encarnado, Dios ha venido a vivir nuestra  misma vida, Dios ha entrado en nuestra historia y ha abierto un camino de          liberación, Dios ha hecho suya nuestra debilidad.           Para poder celebrar intensamente este hecho decisivo, lo que la Navidad significa, tenemos que despertar en nosotros una actitud de         espera, de deseo de la venida del Señor.


 b.-ADVIENTO: TIEMPO PARA CELERAR: EL SEÑOR VIENE-


     La venida humilde del Señor se prolonga, gracias a su Pascua y al don de su Espíritu, en sus múltiples presencias cotidianas    
     El Señor sigue viniendo, de forma oculta, para hacer actual y concretamente posible su encuentro salvador con cada uno de nosotros.
     En Adviento celebramos la venida oculta del Señor a nosotros en tantas formas, por las cuales “en persona se pone a caminar junto a nosotros” (cf. Lc 24,15) y trata de conducirnos siempre de nuevo al encuentro que nos salva.
  Para actualizar esta presencia salvífica de Cristo entre         nosotros existe la Iglesia. Jesús viene a nosotros cada día en         diversos modos (cf. Pablo VI, Mysterium fidei, 5):
    *A través de la oración: «porque es él quien ora por nosotros, ora en nosotros y a Él oramos: ora por nosotros, ora en nosotros y a Él oramos como a Dios nuestro.
    *En los pobres, pequeños, débiles y sufrientes, con quienes Cristo se ha identificado (cf. Mt 25,40).
     *A través del testimonio de nuestras obras porque es Cristo mismo quien realiza estas obras por medio de su Iglesia (MF 5).
    *En la fe y la esperanza de la Iglesia peregrina, “porque Él habita en nuestros corazones por la fe (cf. Ef 3,17)
    *Por el anuncio del Evangelio, por el cual el mensaje de salvación de Jesucristo puede llegar a los corazones y las mentes de todos.
   *En la celebración de los sacramentos, que son acción del mismo Cristo. Especialmente, en la Eucaristía, presencia sustancial de Jesucristo que acompaña y sostiene al pueblo de Dios peregrino.
      Los distintos modos de hacerse presente Cristo a nosotros en su Iglesia son una invitación         constante a dejar nacer a Cristo en nuestros corazones y en nuestras vidas concretas

C.-ADVIENTO: TIEMPO PARA ESPERAR: EL SEÑOR VENDRÁ AL FINAL DE LOS TIEMPOS.



       El Adviento es un tiempo para “ESPERAR”: El Señor vendrá al final de los tiempos en el que Dios será todo en todos.
      La esperanza de los cristianos se funda en la promesa del Señor, que terminará la obra buena que ha comenzado en el mundo y en nosotros, llevando hasta el final su proyecto de comunicación de su bondad.                 
      Esa promesa, centrada en la venida gloriosa de Jesús al final de la historia, la encontramos     descrita bellamente en las bienaventuranzas. Ahí se nos habla de un futuro definitivo de dicha, que tiene como preámbulo una vida vivida al estilo de Jesús.
        Jesús mismo garantiza, con su venida gloriosa, el restablecimiento de la justicia, la retribución de los justos, la reivindicación de las víctimas.                   
      Gracias a Él podemos atrevernos a caminar por el sendero estrecho del amor entregado         como el suyo (cf. Jn 15,12). Por eso, la Iglesia no deja de clamar: maranathá, “ven, Señor                Jesús” (Ap 22,20).
      Dios, a través de los profetas, fue desvelando paulatinamente el objeto de su promesa. Ese objeto se identificó finalmente con la comunión de vida con él: “Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”.
       El horizonte de la espera de Israel se fue ampliando hasta un futuro absoluto que Dios garantizaba en la persona de su Mesías.

      La certeza de la venida gloriosa del Señor sustenta en los creyentes una activa y vigilante  esperanza.
    Esta virtud cuenta con varios “lugares de aprendizaje” (SS 35-48).         Es posible aprender a esperar:
* A través de la oración: “Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a     nadie, siempre puedo hablar con Dios.
Frente a la protesta de quienes dicen que ya no es posible creer y orar, tenemos la constatación de que en el dolor muchos han subsistido        gracias a la fe.
*En la acción transformadora del mundo y la sociedad: sigue siendo siempre verdad que nuestro obrar no es indiferente ante Dios y, por tanto, tampoco es indiferente para el desarrollo de la historia. Podemos abrirnos nosotros mismos y abrir el mundo para que entre Dios: la verdad, el amor y el bien.
*En la experiencia inevitable del sufrimiento: “Lo que cura a la persona no es esquivar el          sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y           encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito” (SS 37).
*En el anhelo y la lucha por la justicia: “Estoy convencido de que la cuestión de la justicia es el argumento esencial o, en todo caso, el argumento más fuerte en favor de la fe en la vida eterna; la injusticia de la historia no puede ser la última palabra en absoluto” (SS 43)


¡¡¡VEN, SEÑOR JESÚS!!!

EL TIEMPO DEL ADVIENTO AL DESCUBIERTO


UNOS APUNTES SOBRE EL ADVIENTO EN VÍDEO


 


  UN RAMILLETE DE VÍDEOS SOBRE EL ADVIENTO

 

RETIRO DE ADVIENTO-2021
                  
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 VÍDEOS PARA ESTAR SEGUROS EN JESÚS




          







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lunes, 2 de diciembre de 2024

ADVIENTO-2024: TIEMPO DE ESPERANZA.





                    ADVIENTO-2024:  TIEMPO DE ESPERANZA.








INTRODUCCIÓN AL BLOG

VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).



ADVIENTO-2024:  TIEMPO DE ESPERANZA.





     El Adviento nos invita a mirar al futuro y nos abre a la esperanza. “La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CIC 1817)
    El Dios de los cristianos es el Dios de la esperanza… esperamos aquello que nos ha prometido. San Pablo (Carta a los Romanos 8, 24-25) dice: ‘Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no es esperanza, ¿a caso se puede esperar lo que ya se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia’. Y Pablo concluye: ‘solamente en la esperanza estamos salvados’.
   La pregunta que surge es ¿de donde brota la esperanza cristiana? La respuesta es: De las promesas de Dios. El Dios de Jesús es el Dios de las promesas. Y ¿dónde encontramos esas promesas? En las Sagradas Escrituras.      Uno de los grandes regalos donde todos podemos anclar la vida es en la Escritura. La Palabra de Dios es palabra segura, palabra que no falla. Es la garantía de un Dios que se compromete por escrito lo que ha de cumplir.
     La esperanza lanza un grito de alegría porque sabe bien, en lo más profundo de su esencia, que “la salvación anunciada es la salvación que trae el Señor”. Esa salvación proviene de Dios y no es solamente hechura de manos del hombre, aunque sabe bien que “la virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre” (CIC 1818).
   Por eso mismo, desde este sentido profundo de la esperanza misma, sabemos que la promesa es clara, “alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”, pero que se nos exige esfuerzo de cambio personal, una profunda renovación y conversión.
     La esperanza de los cristianos se funda en la promesa del Señor, que terminará la obra buena que ha comenzado en el mundo y en nosotros, llevando hasta el final su proyecto de comunicación de su bondad. 
       Jesús mismo garantiza, con su venida gloriosa, el restablecimiento de la justicia, la retribución de los justos, la reivindicación de las víctimas.  
    Gracias a Él podemos atrevernos a caminar por el sendero estrecho del amor entregado           como el suyo (cf. Jn 15,12). Por eso, la Iglesia no deja de clamar: maranathá, “ven, Señor            Jesús” (Ap 22,20).       La certeza de la venida gloriosa del Señor sustenta en los creyentes una activa y vigilante esperanza.

    Esta virtud cuenta con varios “lugares de aprendizaje” (SS 35-48). Es posible aprender a esperar:

          -través de la oración: “Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha.

       -En la acción transformadora del mundo y la sociedad: sigue siendo siempre verdad que nuestro obrar no es indiferente ante Dios y, por tanto, tampoco es indiferente para el desarrollo de la historia. 

 -En la experiencia inevitable del sufrimiento: “Lo que cura a la persona no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y  encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito” (SS 37).

-En el anhelo y la lucha por la justicia: “Estoy convencido de que la cuestión de la justicia es el argumento esencial o, en todo caso, el argumento más fuerte en favor de la fe en la vida            eterna; la injusticia de la historia no puede ser la última palabra en absoluto” (SS 43).

 


¡¡¡VEN, SEÑOR JESÚS!!!



¡¡¡VEN, SEÑOR JESÚS!!!

EL TIEMPO DEL ADVIENTO AL DESCUBIERTO


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  UN RAMILLETE DE VIDEOS SOBRE EL ADVIENTO

 

RETIRO DE ADVIENTO-2021
                     
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