VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
Necesitamos anunciar el
Evangelio a los que están lejos y anunciarlo a un mundo cada vez más
descristianizado: “Aunque este primer
anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han escuchado la Buena
Nueva de Jesús o a los niños, se está volviendo cada vez más necesario, a causa
de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran
número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda
vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero
conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten
necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que
recibieron en su infancia, y para otros muchos” (EN 52).
Además la necesidad de tener respeto y estima a las
religiones no cristianas, señalando que todas ellas están llenas de
innumerables semillas del verbo y “constituyen una auténtica "preparación
evangélica", por citar una feliz expresión del Concilio Vaticano II tomada
de Eusebio de Cesarea…” (EN 53).
Urge actualmente la
necesidad de ayudar a los fieles en su fe, casi siempre enfrentada al
secularismo “es decir, a un ateísmo militante; es una fe expuesta a pruebas y
amenazas, más aún, una fe asediada y combatida. Corre el riesgo de morir por
asfixia o por inanición, si no se la alimenta y sostiene cada día. Por tanto
evangelizar debe ser, con frecuencia, comunicar a la fe de los fieles
—particularmente mediante una catequesis llena de savia evangélica y con un
lenguaje adaptado a los tiempos y a las personas— este alimento y este apoyo
necesarios” (EN 54).
Vivimos inmersos en
una sociedad, que constituye como su marca más característica: el secularismo,
“como una concepción del mundo según la cual este último se explica por sí
mismo sin que sea necesario recurrir a Dios; Dios resultaría pues superfluo y
hasta un obstáculo. Dicho secularismo, para reconocer el poder del hombre,
acaba por sobrepasar a Dios e incluso por renegar de Él “ (EN 55).
Y de ese secularismo
se desprenden nuevas formas de ateísmo: “Nuevas formas de ateísmo —un ateísmo
antropocéntrico, no ya abstracto y metafísico, sino pragmático y militante—
parecen desprenderse de él. En unión con este secularismo ateo, se nos propone
todos los días, bajo las formas más distintas, una civilización del consumo, el
hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y de dominio, de
discriminaciones de todo género: constituyen otras tantas inclinaciones
inhumanas de este "humanismo".
Sin duda hay una gran
“muchedumbre, hoy día muy numerosa, de bautizados que, en gran medida, no han
renegado formalmente de su bautismo, pero están totalmente al margen del mismo
y no lo viven. El fenómeno de los no practicantes es muy viejo en la historia
del cristianismo y supone una debilidad natural, una gran incongruencia que nos
duele en lo más profundo de nuestro corazón. Sin embargo, hoy día presenta
aspectos nuevos. Se explica muchas veces por el desarraigo típico de nuestra
época. Nace también del hecho de que los cristianos se aproximan hoy a los no
creyentes y reciben constantemente el influjo de la incredulidad. Por otra
parte, los no practicantes contemporáneos, más que los de otras épocas tratan
de explicar y justificar su posición en nombre de una religión interior, de una
autonomía o de una autenticidad personal.
En definitiva, el
secularismo ateo y ausencia de práctica religiosa debe ayudar a la Iglesia a
buscar los medios y el lenguaje adecuados para proponerles la revelación de
Dios y la fe en Jesucristo.
LA IGLESIA EXISTE PARA EVANGELIZAR
“La
Iglesia existe para evangelizar”… Con esta contundencia se expresaba el Papa
Pablo IV en la Exhortación Apostólica
“EVANGILII NUNTIANDI” del año 1975, una exhortación dirigida al
episcopado, al clero y a los fieles de toda la Iglesia acerca de la
Evangelización del mundo contemporáneo: “La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva
conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie
también el reino de Dios en otras ciudades", se aplican con toda verdad a
ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo:
"Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me
impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!". Con gran gozo y
consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas
palabras luminosas: "Nosotros
queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los
hombres constituye la misión esencial de la Iglesia"; una tarea y
misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez
más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de
la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir,
para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los
pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa,
memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (EN 14).
MEDIOS PARA EVANGELIZAR HOY.
El
mismo documento aborda en el capítulo IV los medios de evangelización.
Señala el documento la importancia de los métodos
y medios de la evangelización, al tiempo que la importancia del contenido. Señala
el documento algo importante: “Este problema de cómo evangelizar es siempre actual, porque las
maneras de evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo,
lugar, cultura; por eso plantean casi un desafío a nuestra capacidad de
descubrir y adaptar”. En definitiva, el deber de descubrir con audacia y
prudencia, conservando la fidelidad al contenido, las formas más adecuadas y
eficaces de comunicar el mensaje evangélico a los hombres de nuestro tiempo.
Señala algunos
sistemas de evangelización que tienen una importancia fundamental:
A.-EL
TESTIMONIO DE VIDA.
El primer medio de la
evangelización es el testimonio de vida. Señala el documento que “para la Iglesia el primer medio de
evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana,
entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez
consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites…” (EN 41).
B.-UNA
PREDICACIÓN VIVA.
El segundo medio es una
predicación viva, ya que “es siempre indispensable la predicación, la
proclamación verbal de un mensaje…Por esto conserva también su actualidad el
axioma de San Pablo: ¡la fe viene de la audición”, es decir, es la Palabra oída
la que invita a creer” (EN 42-43).
C.-LITURGIA DE
LA PALABRA:
El documento señala que
la liturgia de la Palabra, en el contexto de la liturgia, es adecuado: Además
en un momento en que la liturgia renovada por el Concilio ha valorizado mucho
la “liturgia de la Palabra”, sería un error no ver en la homilía un instrumento
válido y muy apto para la evangelización…” (EN 43).
D.-LA
CATEQUESIS.
Otro medio importante es
la catequesis: “A propósito de la evangelización, un medio que no se puede
descuidar es la enseñanza catequética... Ante todo, es menester preparar buenos
catequistas —catequistas parroquiales, instructores, padres— deseosos de
perfeccionarse en este arte superior, indispensable y exigente que es la
enseñanza religiosa...” (EN 44)
E.-UTILIZACIÓN
DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL.
Indica el Papa Pablo VI que “en nuestro siglo
influenciado por los medios de comunicación social, el primer anuncio, la
catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos
medios, como hemos dicho antes… La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no
empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez
más...” (EN 45).
El Papa Pablo VI
advertía que “el empleo de los medios de comunicación social en la
evangelización supone casi un desafío: el mensaje evangélico deberá, sí,
llegar, a través de ellos, a las muchedumbres, pero con capacidad para penetrar
en las conciencias, para posarse en el corazón de cada hombre en particular,
con todo lo que éste tiene de singular y personal, y con capacidad para suscitar
en favor suyo una adhesión y un compromiso verdaderamente personal” (EN 45).
F.-CONTACTO
PERSONAL INDISPENSABLE.
Otro medio es el
contacto personal indispensable, al estilo de Jesús: “…además de la
proclamación que podríamos llamar colectiva del Evangelio, conserva toda su
validez e importancia esa otra transmisión de persona a persona. El Señor la ha
practicado frecuentemente —como lo prueban, por ejemplo, las conversaciones con
Nicodemo, Zaqueo, la Samaritana, Simón el fariseo— y lo mismo han hecho los
Apóstoles. En el fondo, ¿hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la
de transmitir a otro la propia experiencia de fe?.” (EN 46).
G.-LA FUNCIÓN
DE LOS SACRAMENTOS.
El documento señala la
importancia que tienen la evangelización con la vida sacramental de la Iglesia:
“Sin embargo, nunca se insistirá
bastante en el hecho de que la evangelización no se agota con la predicación y
la enseñanza de una doctrina. Porque aquella debe conducir a la vida: a la vida
natural a la que da un sentido nuevo gracias a las perspectivas evangélicas que
le abre; a la vida sobrenatural, que no es una negación, sino purificación y
elevación de la vida natural. Esta vida sobrenatural encuentra su expresión
viva en los siete sacramentos y en la admirable fecundidad de gracia y santidad
que contienen…” (EN 47).
H.-LA PIEDAD POPULAR.
El documento subraya la
importancia de la piedad popular en beneficio de la evangelización de las
masas: “…Tanto en las regiones donde la Iglesia está establecida desde hace
siglos, como en aquellas donde se está implantando, se descubren en el pueblo
expresiones particulares de búsqueda de Dios y de la fe. Consideradas durante
largo tiempo como menos puras, y a veces despreciadas, estas expresiones
constituyen hoy el objeto de un nuevo descubrimiento casi generalizado… Pero
cuando (la piedad popular) está bien orientada, sobre todo mediante una
pedagogía de evangelización, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios
que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad
y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta
un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la
providencia, la presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores
que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa
religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego,
aceptación de los demás, devoción. Teniendo en cuenta esos aspectos, la
llamamos gustosamente "piedad popular", es decir, religión del
pueblo, más bien que religiosidad…” (EN 48).
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