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sábado, 26 de octubre de 2024

LA EVANGELIZACIÓN EN LA SOCIEDAD ACTUAL.






LA EVANGELIZACIÓN EN LA SOCIEDAD ACTUAL. 












INTRODUCCIÓN AL BLOG

VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).



LA EVANGELIZACIÓN EN LA SOCIEDAD ACTUAL. 


Unas claves para la evangelización 
desde el Evangelii nuntiandi del Papa Pablo VI.

           Necesitamos anunciar el Evangelio a los que están lejos y anunciarlo a un mundo cada vez más descristianizado:  “Aunque este primer anuncio va dirigido de modo específico a quienes nunca han escuchado la Buena Nueva de Jesús o a los niños, se está volviendo cada vez más necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos” (EN 52).

      Además  la necesidad de tener respeto y estima a las religiones no cristianas, señalando que todas ellas están llenas de innumerables semillas del verbo y “constituyen una auténtica "preparación evangélica", por citar una feliz expresión del Concilio Vaticano II tomada de Eusebio de Cesarea…” (EN 53).

      Urge actualmente la necesidad de ayudar a los fieles en su fe, casi siempre enfrentada al secularismo “es decir, a un ateísmo militante; es una fe expuesta a pruebas y amenazas, más aún, una fe asediada y combatida. Corre el riesgo de morir por asfixia o por inanición, si no se la alimenta y sostiene cada día. Por tanto evangelizar debe ser, con frecuencia, comunicar a la fe de los fieles —particularmente mediante una catequesis llena de savia evangélica y con un lenguaje adaptado a los tiempos y a las personas— este alimento y este apoyo necesarios” (EN 54).

      Vivimos inmersos en una sociedad, que constituye como su marca más característica: el secularismo, “como una concepción del mundo según la cual este último se explica por sí mismo sin que sea necesario recurrir a Dios; Dios resultaría pues superfluo y hasta un obstáculo. Dicho secularismo, para reconocer el poder del hombre, acaba por sobrepasar a Dios e incluso por renegar de Él “ (EN 55).

       Y de ese secularismo se desprenden nuevas formas de ateísmo: “Nuevas formas de ateísmo —un ateísmo antropocéntrico, no ya abstracto y metafísico, sino pragmático y militante— parecen desprenderse de él. En unión con este secularismo ateo, se nos propone todos los días, bajo las formas más distintas, una civilización del consumo, el hedonismo erigido en valor supremo, una voluntad de poder y de dominio, de discriminaciones de todo género: constituyen otras tantas inclinaciones inhumanas de este "humanismo".

       Sin duda hay una gran “muchedumbre, hoy día muy numerosa, de bautizados que, en gran medida, no han renegado formalmente de su bautismo, pero están totalmente al margen del mismo y no lo viven. El fenómeno de los no practicantes es muy viejo en la historia del cristianismo y supone una debilidad natural, una gran incongruencia que nos duele en lo más profundo de nuestro corazón. Sin embargo, hoy día presenta aspectos nuevos. Se explica muchas veces por el desarraigo típico de nuestra época. Nace también del hecho de que los cristianos se aproximan hoy a los no creyentes y reciben constantemente el influjo de la incredulidad. Por otra parte, los no practicantes contemporáneos, más que los de otras épocas tratan de explicar y justificar su posición en nombre de una religión interior, de una autonomía o de una autenticidad personal.

      En definitiva, el secularismo ateo y ausencia de práctica religiosa debe ayudar a la Iglesia a buscar los medios y el lenguaje adecuados para proponerles la revelación de Dios y la fe en Jesucristo.

LA IGLESIA EXISTE PARA EVANGELIZAR

     “La Iglesia existe para evangelizar”… Con esta contundencia se expresaba el Papa Pablo IV en la Exhortación Apostólica  “EVANGILII NUNTIANDI” del año 1975, una exhortación dirigida al episcopado, al clero y a los fieles de toda la Iglesia acerca de la Evangelización del mundo contemporáneo: “La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades", se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!". Con gran gozo y consuelo hemos escuchado Nos, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: "Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia"; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa” (EN 14).

MEDIOS PARA EVANGELIZAR HOY.

     El mismo documento aborda en el capítulo IV los medios de evangelización.

Señala el documento la importancia de los métodos y medios de la evangelización, al tiempo que la importancia del contenido.                                                           Señala el documento algo importante: “Este problema de cómo evangelizar es siempre actual, porque las maneras de evangelizar cambian según las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura; por eso plantean casi un desafío a nuestra capacidad de descubrir y adaptar”. En definitiva, el deber de descubrir con audacia y prudencia, conservando la fidelidad al contenido, las formas más adecuadas y eficaces de comunicar el mensaje evangélico a los hombres de nuestro tiempo.

Señala algunos sistemas de evangelización que tienen una importancia fundamental:

A.-EL TESTIMONIO DE VIDA.

       El primer medio de la evangelización es el testimonio de vida. Señala el documento que  “para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimonio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin límites…” (EN 41).

B.-UNA PREDICACIÓN VIVA.

   El segundo medio es una predicación viva, ya que “es siempre indispensable la predicación, la proclamación verbal de un mensaje…Por esto conserva también su actualidad el axioma de San Pablo: ¡la fe viene de la audición”, es decir, es la Palabra oída la que invita a creer” (EN 42-43).

C.-LITURGIA DE LA PALABRA:

   El documento señala que la liturgia de la Palabra, en el contexto de la liturgia, es adecuado: Además en un momento en que la liturgia renovada por el Concilio ha valorizado mucho la “liturgia de la Palabra”, sería un error no ver en la homilía un instrumento válido y muy apto para la evangelización…” (EN 43).

D.-LA CATEQUESIS.

    Otro medio importante es la catequesis: “A propósito de la evangelización, un medio que no se puede descuidar es la enseñanza catequética... Ante todo, es menester preparar buenos catequistas —catequistas parroquiales, instructores, padres— deseosos de perfeccionarse en este arte superior, indispensable y exigente que es la enseñanza religiosa...” (EN 44)

E.-UTILIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL.

    Indica el Papa Pablo VI que “en nuestro siglo influenciado por los medios de comunicación social, el primer anuncio, la catequesis o el ulterior ahondamiento de la fe, no pueden prescindir de esos medios, como hemos dicho antes… La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada vez más...” (EN 45).

    El Papa Pablo VI advertía que “el empleo de los medios de comunicación social en la evangelización supone casi un desafío: el mensaje evangélico deberá, sí, llegar, a través de ellos, a las muchedumbres, pero con capacidad para penetrar en las conciencias, para posarse en el corazón de cada hombre en particular, con todo lo que éste tiene de singular y personal, y con capacidad para suscitar en favor suyo una adhesión y un compromiso verdaderamente personal” (EN 45).

F.-CONTACTO PERSONAL INDISPENSABLE.

      Otro medio es el contacto personal indispensable, al estilo de Jesús: “…además de la proclamación que podríamos llamar colectiva del Evangelio, conserva toda su validez e importancia esa otra transmisión de persona a persona. El Señor la ha practicado frecuentemente —como lo prueban, por ejemplo, las conversaciones con Nicodemo, Zaqueo, la Samaritana, Simón el fariseo— y lo mismo han hecho los Apóstoles. En el fondo, ¿hay otra forma de comunicar el Evangelio que no sea la de transmitir a otro la propia experiencia de fe?.” (EN 46).

G.-LA FUNCIÓN DE LOS SACRAMENTOS.

   El documento señala la importancia que tienen la evangelización con la vida sacramental de la Iglesia:   “Sin embargo, nunca se insistirá bastante en el hecho de que la evangelización no se agota con la predicación y la enseñanza de una doctrina. Porque aquella debe conducir a la vida: a la vida natural a la que da un sentido nuevo gracias a las perspectivas evangélicas que le abre; a la vida sobrenatural, que no es una negación, sino purificación y elevación de la vida natural. Esta vida sobrenatural encuentra su expresión viva en los siete sacramentos y en la admirable fecundidad de gracia y santidad que contienen…” (EN 47).

H.-LA PIEDAD POPULAR.

    El documento subraya la importancia de la piedad popular en beneficio de la evangelización de las masas: “…Tanto en las regiones donde la Iglesia está establecida desde hace siglos, como en aquellas donde se está implantando, se descubren en el pueblo expresiones particulares de búsqueda de Dios y de la fe. Consideradas durante largo tiempo como menos puras, y a veces despreciadas, estas expresiones constituyen hoy el objeto de un nuevo descubrimiento casi generalizado… Pero cuando (la piedad popular) está bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, contiene muchos valores. Refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer. Hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe. Comporta un hondo sentido de los atributos profundos de Dios: la paternidad, la providencia, la presencia amorosa y constante. Engendra actitudes interiores que raramente pueden observarse en el mismo grado en quienes no poseen esa religiosidad: paciencia, sentido de la cruz en la vida cotidiana, desapego, aceptación de los demás, devoción. Teniendo en cuenta esos aspectos, la llamamos gustosamente "piedad popular", es decir, religión del pueblo, más bien que religiosidad…” (EN 48).

 

 





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