VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
Profundicemos en los rasgos de Europa en esta hora. Usamos la exhortación apostólica titulada “ECCLESIA IN EUROPA”.
En el año 2003 el Papa Juan Pablo II publicó una exhortación apostólica postsinodal importante titulada: “ECCLESIA IN EUROPA”.
La exhortación iba dirigida a los Obispos, a los presbíteros y diáconos, a los consagrados y consagradas y a todos los fieles laicos sobre Jesucristo vivo en su Iglesia y fuente de esperanza para Europa.
En
el capítulo I, el documento señala los retos y signos de esperanza para la
Iglesia en Europa, que es bueno resaltar y que están en vigor actualmente de
cara a la evangelización, si bien han pasado muchos años.
1.-Oscurecimiento de la esperanza.
El documento indica que “en efecto, la
época que estamos viviendo, con sus propios retos, resulta en cierto modo
desconcertante. Tantos hombres y mujeres parecen
desorientados, inseguros, sin esperanza, y muchos cristianos están sumidos en
este estado de ánimo. (EE 7)
2.-pérdida de la memoria y de la herencia cristianas,
unida a una especie de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa.
El documento señala la “pérdida de la
memoria y de la herencia cristianas, unida a una especie de agnosticismo
práctico y de indiferencia religiosa, por los cual muchos europeos dan la
impresión de vivir sin base espiritual y como
herederos que han despilfarrado el patrimonio recibido a lo largo de la
historia. Por eso no han de sorprender demasiado los intentos de dar a Europa
una identidad que excluye su herencia religiosa y, en particular, su arraigada
alma cristiana, fundando los derechos de los pueblos que la conforman sin
injertarlos en el tronco vivificado por la savia del cristianismo” (EE 7).
3.-progresivo avance del laicismo, corre el cristianismo el
riesgo de convertirse en mero vestigio del pasado.
Este importante documento subraya que “en el Continente europeo no faltan ciertamente símbolos prestigiosos de la presencia cristiana, pero éstos, con el lento y progresivo avance del laicismo, corren el riesgo de convertirse en mero vestigio del pasado. Muchos ya no logran integrar el mensaje evangélico en la experiencia cotidiana; aumenta la dificultad de vivir la propia fe en Jesús en un contexto social y cultural en que el proyecto de vida cristiano se ve continuamente desdeñado y amenazado; en muchos ambientes públicos es más fácil declararse agnóstico que creyente; se tiene la impresión de que lo obvio es no creer, mientras que creer requiere una legitimación social que no es indiscutible ni puede darse por descontada” (EE 7).
4.-miedo en afrontar el
futuro.
Se señala que “esta pérdida de la memoria
cristiana va unida a un cierto miedo en afrontar el futuro. La
imagen del porvenir que se propone resulta a menudo vaga e incierta. Del futuro
se tiene más temor que deseo. Lo demuestran, entre otros signos preocupantes,
el vacío interior que atenaza a muchas personas y la pérdida del sentido de la
vida. Como manifestaciones y frutos de esta angustia existencial pueden
mencionarse, en particular, el dramático descenso de la natalidad, la
disminución de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, la
resistencia, cuando no el rechazo, a tomar decisiones definitivas de vida
incluso en el matrimonio” (EE 8).
5.-Difusa fragmentación
de la existencia.
Advertía el
documento que “se está dando una difusa fragmentación de la existencia; prevalece
una sensación de soledad; se multiplican las divisiones y las contraposiciones.
Entre otros síntomas de este estado de cosas, la situación europea actual
experimenta el grave fenómeno de las crisis familiares y el deterioro del
concepto mismo de familia, la persistencia y los rebrotes de conflictos
étnicos, el resurgir de algunas actitudes racistas, las mismas tensiones
interreligiosas, el egocentrismo que encierra en sí mismos a las personas y los
grupos, el crecimiento de una indiferencia ética general y una búsqueda
obsesiva de los propios intereses y privilegios. Para muchos, la globalización
que se está produciendo, en vez de llevar a una mayor unidad del género humano,
amenaza con seguir una lógica que margina a los más débiles y aumenta el número
de los pobres de la tierra.
6.-Prevalece una
sensación de soledad
“Junto con la difusión del individualismo, se nota un decaimiento
creciente de la solidaridad interpersonal: mientras las instituciones
asistenciales realizan un trabajo benemérito, se observa una falta del sentido
de solidaridad, de manera que muchas personas, aunque no carezcan de las cosas
materiales necesarias, se sienten más solas, abandonadas a su suerte, sin lazos
de apoyo afectivo” (EE 8).
7. En la raíz de la pérdida de la esperanza está el intento
de hacer prevalecer una antropología sin Dios y sin Cristo.
“Esta forma de pensar ha llevado a considerar al hombre como
«el centro absoluto de la realidad, haciéndolo ocupar así falsamente el lugar
de Dios y olvidando que no es el hombre el que hace a Dios, sino que es Dios
quien hace al hombre. El olvido de Dios condujo al abandono del hombre », por
lo que, « no es extraño que en este contexto se haya abierto un amplísimo campo
para el libre desarrollo del nihilismo, en la filosofía; del relativismo en la
gnoseología y en la moral; y del pragmatismo y hasta del hedonismo cínico en la
configuración de la existencia diaria ». La cultura europea da la impresión de
ser una apostasía silenciosa por parte del hombre autosuficiente que vive como
si Dios no existiera” (EE 9).
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