VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
"Pregunta a los ángeles que la rodean, si la igualan en perfección y responderán que son muy inferiores a Ella en gracias, méritos y virtud"(San Francisco de Sales).
"Cuán prontamente deseo hacerme esclavo de ti Señora, cuán ávidamente anhelo no verme jamás separado de servirte" (San Ildefonso de Toledo).
"A ti recurro, a la que nunca ha sufrido repulsa del Señor y cuya misericordia no ha faltado nunca a nadie, cuya clemencia no ha desoído la súplica" (San Guillermo de París).
"¡Oh María, generosa con los necesitados, dígnate hacernos experimentar los efectos de tu caridad, de tu bondad y de tu prodigalidad!" (San Bernardo).
"El Padre Celestial, al enviar a su Hijo para la Redención del mundo, te escogió a ti, María; en ti, el Cielo se une con la Tierra" (San Juan XXIII).
"Dios te salve, María, Madre de Dios. En ti está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien" (San Francisco de Asís).
"Así como llevaste a Cristo materialmente en tu seno, concédenos que, siguiendo tus huellas, podamos llevarlo nosotros espiritualmente" (Santa Clara de Asís).
"A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace devoto de ti, Santísima Virgen María" (San Luis María Griñón de Monfort).
"Tú, que eres tan poderosa en el cielo y en la tierra, intercede a mi favor para que, bajo tus auspicios, pueda vivir según la ley de Dios y gozar la dicha de verte en la eternidad" (San Pedro Damiano).
"Por ti, María, ha sido rechazada la muerte, despojado el infierno, derribados los ídolos y propagado el conocimiento del Cielo y de tu Divino Hijo por toda la tierra" (San Epifanio).
"¡Cuántas virtudes brillan en ti, María! Asilo de la pureza, estandarte de la fe, modelo de la devoción; Virgen en la casa, Madre en el templo" (San Ambrosio).
"Virgen al concebir, Virgen al dar a luz, Virgen para siempre. ¿Por qué se admiran de esto los hombres? Dios tenía que nacer de esta manera cuando se dignó hacerse hombre" (San Agustín de Hipona).
"¡Oh Santísima Virgen! ¡Dígnate escuchar nuestras súplicas, distribuir entre nosotros tus dones y darnos parte en la abundancia de gracias de que estás llena!" (San Atanasio).
"¡Oh Madre mía! Por la aflicción que experimentaste al ver a tu Divino Hijo inclinar la cabeza y espirar en la Cruz, te suplico que me concedas una buena muerte" (San Alfonso Ma. de Ligorio).
"Virgen María, a ti recurrimos, ¿Podrás rechazarnos, tú que nunca has abandonado a los que te invocan en sus necesidades con toda la sinceridad de su corazón?" (San Bernardino de Siena).
"María, por ti los cielos saltan de alegría, los ángeles se alegran y los demonios huyen, el demonio tentador cayó del Cielo y la criatura caída se ha puesto en su lugar" (San Cirilo de Alejandría).
"Señora, tu nombre es suspiro del alma. Tu nombre es perfume de unción. Tu nombre es alegría en el corazón, miel en la boca, melodía para los oídos" (San Antonio de Padua).
"¡Oh María! no me quites tu socorro! Pero, ¿Cómo podrías quitármelo si eres la Reina de la Misericordia? ¿Quién si no los miserables son el objeto de tu piedad?" (San Bernardo).
"¡Oh María! Bajo tu Santa custodia me pongo sin reservas (…) para que mis pensamientos, palabras y obras sean dirigidas según tu voluntad y la de tu adorable Hijo!" (San Luis Gonzaga).
"Santísima Virgen, dame las fuerzas para vencer las tentaciones de mis enemigos, y preside todas las acciones de mi vida, para que pueda obtener la eterna felicidad" (San Juan Damasceno).
"Tú que eres Madre de Dios y puedes mandar a las potestades del infierno, dígnate mandar que impidan a los demonios causarnos daño, y haz que los ángeles nos protejan" (San Buenaventura).
"Eres el consuelo que el mismo Dios me ha concedido, mi guía en la peregrinación de este mundo, la fuerza en mi debilidad, la riqueza en mi miseria y el bálsamo que cura mis heridas" (San Germán).
"En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; en ti confío y te declaro una vez más: Totus tuus, María! Todo tuyo!" (San Juan Pablo II).
"¡Madre de mi Salvador! Concédeme que te ame cuanto me sea posible, te invoque mientras pueda y contribuya a honrarte tanto como mis fuerzas lo permitan!" (San Alfonso Ma de Ligorio).
"María es pura, sin mancha. El Dios de bondad podría crear un mundo más hermoso que el que existe, pero no podría crear una criatura más perfecta que María" (Santo Cura de Ars).
"Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho, Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo" (Santa Teresa de Lisieux).
"En el Cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que tú, María Auxiliadora, has hecho por nosotros en la tierra" (San Juan Bosco).
"¿Quién no se anima al verte tan tierna, tan compasiva? Si es pecador, tus caricias lo enternecen. Si es tu fiel devoto, tu presencia enciende la llama viva del amor divino" (Santa Teresa de los Andes).
"María es para nosotros un cielo, porque nos trae a Dios. El Altísimo se ha anonadado y en Ella ha hecho mansión, se ha hecho pequeño en Ella para hacernos grandes" (San Efrén).
"Tu vientre intacto, sin labrar ni sembrar más que por el rocío del Cielo, dio a luz al Salvador, proporcionando a los mortales el alimento de la vida eterna" (San Ireneo).
"Concédeme, ¡oh María!, la gracia de amar a mi Señor Jesucristo, tu Hijo, con un amor verdadero y perfecto, y la de amarte después de Él, sobre todas las cosas" (Santo Tomás de Aquino).
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