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viernes, 19 de abril de 2024

ESPECIAL: EL ESPÍRITU SANTO.

            ESPECIAL: EL ESPÍRITU SANTO.







    Sin el Espíritu Santo no habría Iglesia ni apostolado, no habría fe ni reconoceríamos a Dios como Padre de todos ni a Jesucristo como el Salvador.     

   En los Hechos de los Apóstoles, se nos dice que “estaban todos reunidos” y todos reciben los dones del Espíritu Santo: es toda la Iglesia la que recibe el don del Espíritu para poder vivir nuestra vocación y carisma concreta en beneficio de la misma comunidad.     

   En Pentecostés se invierte el dinamismo de Babel: Babel fue la dispersión y la división, Pentecostés es la comunión, el amor y el entendimiento.

 

LAS MARAVILLAS DEL ESPÍRITU SANTO QUE HAN PROYECTADO UN RAYO DE LUZ.


 El Cardenal Suenens afirmaba con un optimismo acentuado: “La dilatada historia de la Iglesia está llena de maravillas del Espíritu Santo. Piénsese en los profetas y en los santos que, en momentos cruciales, han suscitado una corriente de gracia y han proyectado sobre el camino un rayo de luz”.

   ¡Qué gran don del Espíritu la cantidad de hombres y mujeres que han sido sobrecogidos por sus siete dones y han lanzado a este mundo hacia la justicia y la dignidad!

   ¡Qué regalo del Espíritu que en toda generación ha hecho brotar con fuerza la participación de la luz divina a través de hombres y mujeres que han criticado “la ley de la selva” y han creído en la dinámica del amor para este mundo tan poco dado a querer!

   __________________________

ORAR AL ESPÍRITU SANTO.






            Emiliano Tardif, sacerdote canadiense de la renovación carismática, cuenta en su libro “Jesús es el Mesías” una anécdota que nos puede ayudar a reflexionar: “Dos seminaristas fueron a un retiro de Iniciación de la Renovación Carismática. Regresaron tan felices que fueron inmediatamente al Rector a contarle todo lo que habían vivido. Aquel hombre los veía con desconfianza.

            De pronto, uno de ellos, le dijo: “Monseñor, ¿no quiere que oremos por usted para que reciba el Espíritu Santo?”

            El Rector, un poco enfadado, contestó: “El Espíritu Santo ya lo recibí cuando me bautizaron. Luego el día de mi Confirmación, y además el día de mi ordenación sacerdotal también...

            Después de unos segundos de tenso silencio, el otro seminarista añadió: “Entonces, Monseñor, ¿no podríamos orar para que se le note?”  .

_____________________

EL ESPÍRITU SANTO Y PENTECOSTÉS.

 


      Pentecostés es la fiesta del Espíritu, que nos hace tomar conciencia de la actuación del mismo en cada uno de nosotros y en la vida de la Iglesia. Sin el Espíritu Santo no habría Iglesia ni apostolado, no habría fe ni reconoceríamos a Dios como Padre de todos ni a Jesucristo como el Salvador. En los Hechos de los Apóstoles, se nos dice que “estaban todos reunidos” y todos reciben los dones del Espíritu Santo: es toda la Iglesia la que recibe el don del Espíritu para poder vivir nuestra vocación y carisma concreta en beneficio de la misma comunidad. En Pentecostés se invierte el dinamismo de Babel: Babel fue la dispersión y la división, Pentecostés es la comunión, el amor y el entendimiento.

DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Los dones del Espíritu nos ayudan a vivir como discípulos de Cristo:

*SABIDURÍA:  nos capacita para reconocer el proyecto de Dios y vivir según los criterios de Jesucristo.

*ENTENDIMIENTO: nos prepara para comprender y entender el verdadero misterio de la vida y de la vida de Dios.

*CONSEJO: nos habilita para aconsejar al que lo necesita y buscar consejo para caminar por las sendas del bien y de la justicia, por la senda del Evangelio.

*FORTALEZA: nos anima a descubrir que la fuerza de nuestra vida brota del verdadero Dios, don de amor para nosotros y para todos.

*CIENCIA: nos ayuda a orientar nuestras actitudes por el discernimiento del Espíritu, dándole el verdadero valor a las cosas.

*PIEDAD: nos invita a vivir en la verdadera piedad y religión: socorrer al que lo necesita y vivir en el amor de Dios.

*TEMOR DE DIOS: nos lanza a la amistad verdadera con Dios, buscando agradarle siempre.

FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO

1.-CARIDAD: Vivir el amor de Dios y al prójimo como algo fundamental. 

2.-ALEGRÍA: Vivir con gozo el seguimiento de Jesús. 

3.-PAZ: Sembrar unidad, fraternidad entre todos. 

4.-PACIENCIA: Esperar con calma, superar los momentos de ira, enfado o desaliento. 

5.-LONGAMINIDAD: Firmeza del ánimo en sufrir, esperando los bienes eternos. 

6.-BENIGNIDAD: Disposición constante a la indulgencia en el hablar, en el responder y en el actuar. 

7.-BONDAD: Tener sentimientos de acogida, comprensión, amabilidad con todos. 

8.-MANSEDUMBRE: Refrena la ira y nos regala la dulzura en el trato y condición. 

9.-FIDELIDAD: Mantener la palabra dada. 

10.-MODESTIA: Modera y regula en el hombre sus acciones y palabras. 

11.-CONTINENCIA: Modera los deleites de los sentidos. 

12.-CASTIDAD: Ser limpios en la mirada, en el pensamiento, en el deseo, en las accciones. 

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO-COMPENDIO DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.


 CAPÍTULO TERCERO

¿Qué quiere decir la Iglesia cuando confiesa: «Creo en el Espíritu Santo»?

683-686

Creer en el Espíritu Santo es profesar la fe en la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo y «que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria». El Espíritu Santo «ha sido enviado a nuestros corazones» (Ga 4, 6), a fin de que recibamos la nueva vida de hijos de Dios.

  1. ¿Por qué la misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables?

687-690; 742-743

La misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables porque en la Trinidad indivisible, el Hijo y el Espíritu son distintos, pero inseparables. En efecto, desde el principio hasta el fin de los tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía también su Espíritu, que nos une a Cristo en la fe, a fin de que podamos, como hijos adoptivos, llamar a Dios «Padre» (Rm 8, 15). El Espíritu es invisible, pero lo conocemos por medio de su acción, cuando nos revela el Verbo y cuando obra en la Iglesia.

  1. ¿Cuáles son los apelativos del Espíritu Santo?

691-693

«Espíritu Santo» es el nombre propio de la tercera Persona de la Santísima Trinidad. Jesús lo llama también Espíritu Paráclito (Consolador, Abogado) y Espíritu de Verdad. El Nuevo Testamento lo llama Espíritu de Cristo, del Señor, de Dios, Espíritu de la gloria y de la promesa.

  1. ¿Con qué símbolos se representa al Espíritu Santo?

694-701

Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que brota del corazón traspasado de Cristo y sacia la sed de los bautizados; la unción con el óleo, que es signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de manos, por la cual se nos da el Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece en Él.

  1. ¿Qué significa que el Espíritu «habló por los Profetas»?

687-688; 702-706; 743

Con el término «Profetas» se entiende a cuantos fueron inspirados por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. La obra reveladora del Espíritu en las profecías del Antiguo Testamento halla su cumplimiento en la revelación plena del misterio de Cristo en el Nuevo Testamento.

  1. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en Juan el Bautista?

717-720

El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado para que «prepare al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17) y anunciar la venida de Cristo, Hijo de Dios: aquel sobre el que ha visto descender y permanecer el Espíritu, «aquel que bautiza en el Espíritu» (Jn 1, 33).

  1. ¿Cuál es la obra del Espíritu Santo en María?

721-726; 744

El Espíritu Santo culmina en María las expectativas y la preparación del Antiguo Testamento para la venida de Cristo. De manera única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad, para dar a luz al Hijo de Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir, de Jesús Cabeza y de la Iglesia su cuerpo. María está presente entre los Doce el día de Pentecostés, cuando el Espíritu inaugura los «últimos tiempos» con la manifestación de la Iglesia.

  1. ¿Qué relación existe entre el Espíritu y Jesucristo, en su misión en la tierra?

727-730; 745-746

Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios, por la unción del Espíritu Santo, es consagrado Mesías en su humanidad. Jesucristo revela al Espíritu con su enseñanza, cumpliendo la promesa hecha a los Padres, y lo comunica a la Iglesia naciente, exhalando su aliento sobre los Apóstoles después de su Resurrección.

  1. ¿Qué sucedió el día de Pentecostés?

731-732; 738

En Pentecostés, cincuenta días después de su Resurrección, Jesucristo glorificado infunde su Espíritu en abundancia y lo manifiesta como Persona divina, de modo que la Trinidad Santa queda plenamente revelada. La misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia, enviada para anunciar y difundir el misterio de la comunión trinitaria.

«Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu celestial, hemos encontrado la verdadera fe: adoramos la Trinidad indivisible porque Ella nos ha salvado» (Liturgia bizantina. Tropario de las vísperas de Pentecostés).

  1. ¿Qué ha ce el Espíritu Santo en la Iglesia?

733-741; 747

El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia; como Espíritu de Amor, devuelve a los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los organiza en sus respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu» (Ga 5, 22).

  1. ¿Cómo actúan Cristo y su Espíritu en el corazón de los bautizados?

738-741

Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu Santo, finalmente, es el Maestro de la oración.

 
 

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