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martes, 2 de mayo de 2023

LA SINODALIDAD EN LA IGLESIA (I).






  LA SINODALIDAD  EN LA IGLESIA (I).











INTRODUCCIÓN AL BLOG

VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).



LA SINODALIDAD  EN LA IGLESIA (I).






INTRODUCCIÓN: 

 El Papa Francisco convocó el 24 de Abril del 2021 un itinerario sinodal para la XVI Asamblea General Ordinario del Sínodo de los Obispos, prevista para Octubre del 2022, con el tema: “POR UNA IGLESIA SINODAL: COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN Y MISIÓN”.

  Al convocar este Sínodo, el Papa Francisco invita a toda la Iglesia a reflexionar sobre un tema decisivo para su vida y su misión: “Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Discurso para la ceremonia de conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, 17 de octubre de 2015).

     Este camino común es, a la vez, un don y una tarea. Al reflexionar juntos sobre el camino recorrido hasta ahora, los distintos miembros de la Iglesia podrán aprender de las experiencias y perspectivas de los demás, guiados por el Espíritu Santo (PD, 1, iluminados por la Palabra de Dios y unidos en la oración, podremos discernir los procesos para buscar la voluntad de Dios y seguir los caminos a los que Dios nos llama, hacia una comunión más profunda, una participación más plena y una mayor apertura para cumplir nuestra misión en el mundo.

    El tema del Sínodo es “POR UNA IGLESIA SINODAL: COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN Y MISIÓN”.

   Estas tres dimensiones están profundamente interrelacionadas. Son los pilares vitales de una Iglesia sinodal… Cada una enriquece y orienta a las otras dos.

*COMUNIÓN:                                                                                                    

   En su benévola voluntad, Dios reúne nuestros pueblos distintos, pero con una misma fe, mediante la alianza que ofrece a su pueblo.       

    La comunión que compartimos encuentra sus raíces más profundas en el amor y en la unidad de la Trinidad.     

    Es Cristo quien nos reconcilia con el Padre y nos une entre nosotros en el Espíritu Santo. 

      Juntos, nos inspiramos en la escucha de la Palabra de Dios, a través de la Tradición viva de la Iglesia, y nos basamos en el sensus fidei que compartimos. Todos tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo.

*PARTICIPACIÓN:                                                                                        
      Una llamada a la participación de todos los que pertenecen al Pueblo de Dios -laicos, consagrados y ordenados- para que se comprometan en el ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás.                    Esta actitud crea un espacio para escuchar juntos al Espíritu Santo y guía nuestras aspiraciones en beneficio de la Iglesia del Tercer Milenio.  

     La participación se basa en que todos los fieles están cualificados y llamados a servirse recíprocamente a través de los dones que cada uno ha recibido del Espíritu Santo.     

  En una Iglesia sinodal, toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios (ICT, Syn., 67-68).      Hay que hacer esfuerzos genuinos para asegurar la inclusión de los que están en los márgenes o se sienten excluidos.

*MISIÓN:                                                                               

          La Iglesia existe para evangelizar. Nunca podemos concentrarnos en nosotros mismos.    

  Nuestra misión es testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana. Este Proceso Sinodal tiene una profunda dimensión misionera.  

  Su objetivo es permitir a la Iglesia que pueda testimoniar mejor el Evangelio, especialmente con aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo. De este modo, la sinodalidad es un camino a través del cual la Iglesia puede cumplir con más fruto su misión de evangelización en el mundo, como levadura al servicio de la llegada del Reino de Dios.

¿QUÉ SIGNIFICA "SÍNODO"?


   ‘Sínodo’ es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, que expresa el camino que recorren juntos todos los miembros del Pueblo de Dios. Se refiere al Señor Jesús que se presenta a sí mismo como “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), y al hecho de que los cristianos, sus seguidores, en su origen fueron llamados “los discípulos del camino” (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22).        

   La sinodalidad es el estilo peculiar que califica la vida y la misión de la Iglesia expresando su naturaleza. Es el caminar juntos y el reunirse en asamblea del Pueblo de Dios, que es convocado por el Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. Debe expresarse en el modo ordinario de vivir y obrar de la Iglesia.    

     En el momento actual el sínodo es un proceso de escucha al Pueblo de Dios, diálogo y discernimiento para aclarar la voluntad de Dios para su Pueblo.    

    La Iglesia inicia ahora un proceso sinodal, que culminará en octubre de 2023, que convoca al Pueblo de Dios para discernir sobre la sinodalidad en la Iglesia.       

    El Espíritu Santo guía a los creyentes hasta la verdad plena (cfr. Jn 26,13), a través de tradición que deriva de los Apóstoles y se continúa en sus sucesores, los obispos.

     Entre los pastores y los fieles debe reinar una maravillosa concordia, que brote de la perseverancia de todos en adherirse a la Palabra de Dios, la enseñanza de los Apóstoles, la fracción del pan, la oración y la comunión de bienes.

     Los pastores de la Iglesia, que so los auténticos custodios, intérpretes y testigos de la fe de toda la Iglesia, deben disponerse a escuchar a su grey.

   El sínodo sólo se puede realizar en el seno de una comunidad que ha sido estructurada jerárquicamente por voluntad de Jesucristo. Caminar juntos significa que cada uno aporta su especificidad: los fieles aportan su sentido profundo de la fe de la Iglesia, y los pastores su función magisterial de enseñar, discernir y guiar.

  Los obispos deben preocuparse por tratar de escuchar a todos, de manera que no extingan la acción del Espíritu Santo, examinándolo todo y quedándose con lo mejor (cfr. 1 Tes 5, 19.21).

   Asumir una actitud sinodal significa que todos tenemos algo que aprender: el pueblo fiel, el colegio episcopal e incluso el Papa, como obispo de Roma.

  Buscamos “caminar juntos”, alcanzar la comunión en la diversidad de dones, carismas y ministerios, para que esta comunión nos impulse a una misión renovada. En efecto, una Iglesia sinodal es una Iglesia “en salida”, una Iglesia misionera. 

 



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