VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
La Iglesia Católica celebra de manera muy especial estos días, al tiempo que están muy arraigados en nuestra cultura.
La solemnidad de Todos los Santos como la Conmemoración de los Difuntos, son dos celebraciones que recogen en sí, de un modo especial, la fe en la vida eterna.
La Solemnidad de Todos los Santos pone ante los ojos de nuestra fe a todos aquellos que han alcanzado la plenitud de su llamada a la unión con Dios (los Santos). También se nos invita a subrayar la llamada a la santidad que estamos llamados por el Santo Bautismo.
El día que conmemora los Difuntos hace converger nuestros pensamientos hacia aquellos que, dejado este mundo, esperan alcanzar en la expiación la plenitud de amor que pide la unión con Dios.
Se tratan de dos días grandes para la Iglesia que, de algún modo, "prolonga su vida" en sus santos y también en todos aquellos que por medio del servicio a la verdad y el amor se están preparando a la vida eterna.
El Vaticano II, en Constitución Dogmática “Gaudium et Spes”, lo expresa bellamente: “El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El hombre sufre con el dolor y con la disolución progresiva del cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. … Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la miseria terrestre. … (G.S. 18)
Martín Descalzo, sacerdote y escritor católico, vivió su proceso de enfermedad de manera admirable. Él decía que “Morir es sólo morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva. Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba”.
Creemos que es una terrible pérdida no tener a la muerte como última instancia, o penúltima para los cristianos, de la vida del hombre actual. Ella se convierte en un principio de impulso para no instalarse en esta realidad para siempre como lo único existente, y abre la pregunta sobre el gran quizá de la vida más allá de la muerte.
1.-LA ORACIÓN:
Rezar por nuestros difuntos y por todos los difuntos.
2.-PARTICIPAR EN LA EUCARISTÍA:
En cada Eucaristía celebramos la entrega de Jesús por todos y su triunfo sobre la muerte.
3.-LA LIMOSNA:
El compartir de nuestros bienes a través de la limosna ennoblece a la persona y participa en la construcción de un mundo de solidaridad y favorece nuestra salvación.
4.-RENOVAR NUESTRO COMPROMISO:
Un compromiso para la construcción del mundo conforme al proyecto de Dios y en favor del Reino de Dios basado en la justicia y el amor.
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