En los orígenes del Cristianismo tenemos una experiencia muy precisa, la experiencia de unos hombres y mujeres, tocados y atraídos por Jesús de Nazaret, el Cristo, cuyas vidas se convirtieron en magníficas y distintas desde ese momento, alcanzando cotas de perfección y santidad increíbles a pesar de su debilidad.
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miércoles, 4 de septiembre de 2024
EL ROSTRO DE JESÚS DE NAZARET.
ENCONTRARSE CON JESÚS DE NAZARET.
VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
VIDAS TRANSFORMADAS POR EL NAZARENO.
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VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
LA UNIDAD EN LA IGLESIA.
En los orígenes del Cristianismo tenemos una experiencia muy precisa, la experiencia de unos hombres y mujeres, tocados y atraídos por Jesús de Nazaret, el Cristo, cuyas vidas se convirtieron en magníficas y distintas desde ese momento, alcanzando cotas de perfección y santidad increíbles a pesar de su debilidad.
VIDAS INCREÍBLES TRASPASADAS POR LA PRESENCIA DE JESÚS DE NAZARET.
VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
KIM SANG-HWA:
Kim Sang-Hwa es la hija del jefe de una iglesia clandestina de Corea del Norte.
Supo que sus padres eran cristianos cuando, con 12 años, descubrió por casualidad una Biblia escondida en un cajón. "Empecé a temblar –cuenta–, estaba aterrorizada. El descubrimiento podía costarme la vida. ¿Qué tengo que hacer?, me preguntaba. ¿Tenía que hablar con mi profesor? ¿O ir al funcionario de seguridad? Volví a poner la Biblia en su sitio y durante 15 días no pensé en otra cosa. Sabía que era mi deber denunciar el libro ilegal. Pero por otra parte se trataba de mi familia". Al final Kim habló de ello con su padre. Así descubrió que era cristiana. A partir de ese momento, sus padres y abuelo le hicieron leer la Biblia y le enseñaron a rezar, advirtiéndole siempre que no hablara de ello con nadie. "Rezábamos susurrando por temor a que alguien nos oyera. Ni siquiera mis hermanos mayores sabían la verdad". A veces se reunían con otros fieles para rezar y leer la Biblia juntos, pero siempre con el miedo de que en los encuentros participaran espías. Ahora Kim vive en Corea del Sur. Consiguió huir, es libre, pero ha tenido que pagar el precio de estar siempre separada de su familia.
LA MADRE DE UNA AMIGA:
Una amiga contó su maravillosa experiencia: “Mi padre fue asesinado en la guerra cuando yo era pequeña. Quedamos desolados y tristes. Sin embargo, mi madre me enseñó a perdonar a los verdugos y asesinos de mi padre…Todas las noches rezábamos por sus asesinos, y le pedíamos a Dios que no llenara nuestros corazones de odio, ira y violencia. Cuando he crecido, he descubierto la grandeza de mi madre, que supo vivir y enseñar a sus hijos a vivir la máxima evangélica: “Amad a vuestros enemigos y rezad por vuestros perseguidores; así seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores” (Mt 5, 44-45). Esta amiga actualmente es religiosa, dedicada a dar una buena noticia a los pobres, y a llenar de amor y de perdón el espacio que invade la violencia y el odio.
BEATO BARTOLOMÉ BLANCO MÁRQUEZ:
El Beato Bartolomé Blanco Márquez, Patrono de la Pastoral Juvenil en Córdoba, nació el 25 de Diciembre del 1914, y fue beatificado el 28 de Octubre del 2007.
En la cárcel de Jaén, poco antes de su muerte, el 1 de Octubre del 1936, escribió a sus familiares una carta que emociona:
“Queridas tías y primos: Cuando me faltan horas para gozar de la inefable dicha de los bienaventurados, quiero dedicaros mi último y postrer recuerdo con esta carta…. Conozco a todos mis acusadores; día llegará que vosotros también los conozcáis, pero en mi comportamiento habéis de encontrar ejemplo, no por ser mío, sino porque muy cerca de la muerte me siento también muy próximo a Dios Nuestro Señor, y mi comportamiento con respecto a mis acusadores es de misericordia y perdón…..Sea ésta mi última voluntad: perdón, perdón y perdón; pero indulgencia que quiero vaya acompañada del deseo de hacerles todo el bien posible. Así pues, os pido que me venguéis con la venganza del cristiano: devolviéndoles mucho bien a quienes han intentado hacerme mal…Hasta el cielo. Os abrazo a todos. Bartolomé”.
VAN THÛAN:
Van Thuân nació el 17 de abril del 1928 en Hué, una pequeña ciudad de Vietnam. Provenía de una familia de mártires: en 1885 todos los habitantes de la aldea de su madre fueron quemados vivos en la parroquia. Fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1953. Luego de los estudios en Roma volvió a Vietnam como profesor y luego rector del seminario, Vicario General y, finalmente, desde el 3 de abril de 1967, Obispo de Nha Trang.
En el año 1975, el Papa Pablo VI lo nombró arzobispo coadjutor de Saigón, pero a los pocos meses, con la llegada del régimen comunista al poder en Vietnam, fue arrestado. Estuvo trece años arrestado, de los cuales nueve los pasó en régimen de aislamiento.
En esos nueve años de aislamiento, estuvo en “en una celda sin ventanas, iluminado en ocasiones con luz eléctrica durante días enteros, o a oscuras durante semanas”.
Cuando fue apresado, lee atormentaba la idea de tener que abandonar su diócesis y dejar que se hundieran “todas las obras que había levantado para Dios”. Pero, así lo comenta el propio Van, una noche, en lo profundo de su corazón, escuchó una voz que le decía: “¿Por qué te atormentas así? Tienes que distinguir entre Dios y las obras de Dios... Todo aquello que has hecho... son obras de Dios, no son Dios. Si Dios quiere que dejes todas estas obras poniéndote en sus manos, hazlo inmediatamente y ten confianza en Él. Él confiará tus obras a otros, que son mucho más capaces que tú. Tú has escogido a Dios, y no sus obras”.
Desde aquel momento, una nueva paz llenó su corazón y ese pensamiento le acompañó durante los trece años de prisión.
En la prisión, Van se convenció de que “vivir el momento presente era el camino más sencillo y seguro para alcanzar la santidad”. Se repetía “Yo no voy a esperar. Viviré el momento presente, llenándolo de amor”.
PASTORA MIRA:
De manera veloz viene a mi mente el gran encuentro de oración por la reconciliación nacional en el Parque las Malocas en Villavicencia con motivo del viaje que realizó el Papa Francisco a Colombia del 6 al 12 de Septiembre del 2017.
El acto de reconciliación contó con la asistencia de más de 6.000 personas y los mensajes de cuatro testimonios ante el Papa fueron de lo más sorprendente. Estos testigos contaron sus historias de dolor y una llamada a la reconcilación desde el perdón.
De todos los testimonios, el más sobresaliente fue el de Pastora Mira, mujer colombiana a la que la violencia golpeó su casa de manera brutal. Portando una cruz en su pecho, contó de una manera serena su sufrimiento y su deseo de reconciliación y perdón: su padre fue asesinado por la guerrilla cuando era joven. Mataron luego a su marido. Después secuestraron a su hija y encontró, después de 7 años, su cadáver. Después, la guerrilla asesinó a su hijo y lo sometió a grandes torturas. Sin embargo, en vez de caminar por la venganza, ejerció siempre el camino del perdón con los asesinos de su familia.
Las palabras conmovedoras e impresionantes no se hicieron esperar en su discurso hacia ella: “Pastora Mira, tú has dicho muy bien. Quieres poner todo tu dolor, y el de miles de víctimas, a los pies de Jesús Crucificado, para se una al de Él y así sea transformado en bendición y capacidad de perdón para romper el ciclo de violencia que ha imperado en Colombia….”
VAN THÛAN:
Van Thûan, el joven Obispo, al día siguiente de su arresto, pudo escribir a los suyos, para pedir lo más necesario: ropa, pasta de dientes... y “un poco de vino como medicina contra el dolor de estómago”. Sus fieles comprendieron que lo que verdaderamente pedía era “una botellita de vino de misa”.
Ellos le enviaron una botella de vino con la etiqueta “medicina contra el dolor de estómago” y unas hostias escondidas en una antorcha contra la humedad.
Diariamente, con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma en la mano, celebraba la misa. Van repetía que “¡este era mi altar y ésta era mi catedral! Era la verdadera medicina del alma y del cuerpo”. Años después, decía que “¡han sido las misas más hermosas de mi vida!
La Eucaristía se convirtió para Van y para los demás cristianos en una presencia alentadora en medio de las dificultades. Se arreglaban para que hubiera cinco católicos con él... Cuando se apagaba la luz para dormir, Van se encogía en la cama para celebrar la misa, de memoria, y repartía la comunión pasando la mano debajo de la mosquitera. Fabricaron bolsitas con el papel de los paquetes de cigarrillos para conservar el Santísimo y llevarlo a los demás... Incluso hacían turnos para “adorar al Santísimo”...
MONSEÑOR OSCAR ARNULFO ROMERO:
Monseñor Oscar Arnulfo Romero era Arzobispo de San Salvador, asesinado mientras celebraba la misa en la capilla de un Hospital para enfermos de cáncer el 24 de Marzo del 1980 por un francotirador, que se cree ordenado por un escuadrón de la muerte de la extrema derecha.
El asesinato de Rutilio Grande, jesuita, lo marcó de tal manera que se convirtió en un referente de la defensa de los derechos humanos en el país: condenó la violencia del ejército, denunció los abusos de gobierno y abogó por un cambio social a favor de los más pobres.
Monseñor Oscar A. Romero declaró poco antes de morir: “El martirio es una gracia de Dios que no creo merecer. Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y la señal de que la esperanza será pronto una realidad... Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro. Puede usted decir que si llegasen a matarme que perdono y bendigo a quienes lo hagan.
Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es pueblo, no perecerá jamás".
VÍDEOS PARA ESTAR SEGUROS EN JESÚS
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lunes, 2 de septiembre de 2024
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACION 2023.
VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
Queridos hermanos y hermanas:
"Que la justicia y la paz fluyan" es el tema del Tiempo ecuménico de la Creación de este año, inspirado en las palabras del profeta Amós: «Que el derecho corra como el agua, y la justicia como un torrente inagotable» (5,24).
Esta expresiva imagen de Amós nos dice lo que Dios desea. Dios quiere que reine la justicia, que es esencial para nuestra vida de hijos a imagen de Dios, como el agua lo es para nuestra supervivencia física. Esta justicia debe surgir allí donde sea necesaria, no esconderse demasiado en lo profundo o desaparecer como el agua que se evapora, antes de podernos sostener. Dios quiere que cada uno busque ser justo en cada situación; se esfuerce siempre en vivir según sus leyes y, por tanto, en hacer posible que la vida florezca en plenitud. Cuando buscamos ante todo el reino de Dios (cf. Mt 6,33), manteniendo una justa relación con Dios, la humanidad y la naturaleza, entonces la justicia y la paz pueden fluir, como una corriente inagotable de agua pura, nutriendo a la humanidad y a todas las criaturas.
En julio de 2022, en un hermoso día de verano, medité sobre estos argumentos durante mi peregrinación a las riberas del lago Santa Ana, en la provincia de Alberta, en Canadá. Ese lago ha sido y sigue siendo un lugar de peregrinación para muchas generaciones de indígenas. Como dije en aquella ocasión, acompañado por el sonido de los tambores: «¡Cuántos corazones llegaron aquí anhelantes y fatigados, lastrados por las cargas de la vida, y junto a estas aguas encontraron la consolación y la fuerza para seguir adelante! También aquí, sumergidos en la creación, hay otro latido que podemos escuchar, el latido materno de la tierra. Y así como el latido de los niños, desde el seno materno, está en armonía con el de sus madres, del mismo modo para crecer como seres humanos necesitamos acompasar los ritmos de la vida con los de la creación que nos da la vida». [1]
En este Tiempo de la Creación, detengámonos en estos latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón del creado y del corazón de Dios. Hoy no están en armonía, no laten juntos en la justicia y en la paz. A muchos se les impide de beber en este río vigoroso. Escuchemos entonces la llamada a estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta insensata guerra contra la creación.
Vemos los efectos de esta guerra en los muchos ríos que se están secando. «Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores», afirmó una vez Benedicto XVI. [2] El consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta. El uso desenfrenado de combustibles fósiles y la tala de los bosques están produciendo un aumento de las temperaturas y provocando graves sequías. Horribles carestías de agua afligen cada vez más a nuestras casas, desde las pequeñas comunidades rurales hasta las grandes metrópolis. Además, industrias depredadoras están consumiendo y contaminado nuestras fuentes de agua potable con prácticas extremas como la fracturación hidráulica, para la extracción de petróleo y gas, los proyectos de mega-extracción descontrolada y la cría intensiva de animales. La "Hermana agua", como la llama san Francisco, es saqueada y trasformada en «mercancía que se regula por las leyes del mercado» (Carta enc. Laudato si’, 30).
El Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma que una acción urgente por el clima puede garantizarnos no perder la ocasión de crear un mundo más sostenible y justo. Podemos, debemos evitar que se verifiquen las consecuencias peores. «¡Es tanto lo que sí se puede hacer!» (ibid., 180), si, como muchos arroyos y torrentes, al final confluimos juntos en un río potente para irrigar la vida de nuestro maravilloso planeta y de nuestra familia humana para las generaciones futuras. Unamos nuestras manos y demos pasos valientes para que la justicia y la paz fluyan en toda la Tierra.
¿Cómo podemos contribuir al río poderoso de la justicia y de la paz en este Tiempo de la Creación? ¿Qué podemos hacer nosotros, sobre todo como Iglesias cristianas, para sanar nuestra casa común de modo que vuelva estar llena de vida? Debemos decidir transformar nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad.
En primer lugar, ayudemos a este río poderoso transformando nuestros corazones. Esto es esencial si se quiere iniciar cualquier otra transformación. Es la "conversión ecológica" que san Juan Pablo II nos instó a realizar: la renovación de nuestra relación con la creación, de modo que no la consideremos ya como un objeto del que aprovecharnos, sino por el contrario, la custodiemos como un don sagrado del Creador. Démonos cuenta, además, que un enfoque integral requiere poner en práctica el respeto ecológico en cuatro direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana, hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos.
En cuanto a la primera de estas dimensiones, Benedicto XVI señaló la urgente necesidad de comprender que creación y redención son inseparables: «El Redentor es el Creador, y si nosotros no anunciamos a Dios en toda su grandeza, de Creador y de Redentor, quitamos valor también a la Redención». [3] La creación se refiere al misterioso y magnífico acto de Dios que crea de la nada este majestuoso y bellísimo planeta, así como este universo, y también al resultado de esta acción, todavía en marcha, que experimentamos como un don inagotable. Durante la liturgia y la oración personal en la «gran catedral de la creación», [4] recordemos al Gran Artista que crea tanta belleza y reflexionemos sobre el misterio de la amorosa decisión de crear el cosmos.
En segundo lugar, contribuyamos al flujo de este potente río transformando nuestros estilos de vida. A partir de la grata admiración del Creador y de la creación, arrepintámonos de nuestros "pecados ecológicos", como advierte mi hermano, el Patriarca Ecuménico Bartolomeo. Estos pecados dañan el mundo natural y también a nuestros hermanos y a nuestras hermanas. Con la ayuda de la gracia de Dios, adoptemos estilos de vida que impliquen menos desperdicio y menos consumo innecesarios, sobre todo allí donde los procesos de producción son tóxicos e insostenibles. Tratemos de estar lo más atentos posible a nuestros hábitos y decisiones económicas, de modo que todos puedan estar mejor: nuestros semejantes, donde quiera que se encuentren, y también los hijos de nuestros hijos. Colaboremos en la continua creación de Dios a través de decisiones positivas, haciendo un uso lo más moderado posible de los recursos, practicando una gozosa sobriedad, eliminando y reciclando los desechos y recurriendo a los productos y a los servicios, cada vez más disponibles que son ecológicamente y socialmente responsables.
Finalmente, para que el río poderoso sigua fluyendo, debemos transformar las políticas públicas que gobiernan nuestras sociedades y modelan la vida de los jóvenes de hoy de mañana. Las políticas económicas que favorecen riquezas escandalosas para unos pocos y condiciones de degradación para muchos determinan el final de la paz y la justicia. Es obvio que las naciones más ricas han acumulado una "deuda ecológica" ( Laudato si’, 51). [5] Los líderes mundiales que estarán presentes en la cumbre COP28, programada en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de este año, deben escuchar la ciencia e iniciar una transición rápida y equitativa para poner fin a la era de los combustibles fósiles. Según los compromisos del Acuerdo de París para frenar el riesgo de calentamiento global, es una contradicción consentir la continua explotación y expansión de las infraestructuras para los combustibles fósiles. Levantamos la voz para detener esta injusticia hacia los pobres y hacia nuestros hijos, que sufrirán las peores consecuencias del cambio climático. Hago un llamado a todas las personas de buena voluntad para que actúen en base a estas orientaciones sobre la sociedad y la naturaleza.
Otra perspectiva paralela se refiere específicamente al compromiso de la Iglesia católica con la sinodalidad. Este año, el cierre del Tiempo de la Creación, el 4 de octubre, fiesta de san Francisco, coincidirá con la apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad. Como los ríos que se alimentan de miles de minúsculos arroyos y torrentes más grandes, el proceso sinodal iniciado en octubre de 2021 invita a todos los componentes, en su dimensión personal y comunitaria, a converger en un río majestuoso de reflexión y renovación. Todo el Pueblo de Dios es acogido en un apasionante camino de dialogo y conversión sinodal.
Del mismo modo, como una cuenca fluvial con sus muchos afluentes grandes y pequeños, la Iglesia es una comunión de innumerables Iglesias locales, comunidades religiosas y asociaciones que se alimentan de la misma agua. Cada manantial añade su contribución única e insustituible, para que todas confluyan en el vasto océano del amor misericordioso de Dios. Como un río es fuente de vida para el ambiente que lo circunda, así nuestra Iglesia sinodal debe ser fuente de vida para la casa común y para todos aquellos que la habitan. Y como un río da vida a toda clase de especies animales y vegetales, también una Iglesia sinodal debe dar vida sembrando justicia y paz en cualquier lugar a donde llegue.
En julio de 2022 en Canadá, recordé el Mar de Galilea donde Jesús curó y consoló a mucha gente, y donde proclamó "una revolución de amor". Escuché que también el Lago de Santa Ana es un lugar de curación, consolación y amor, un lugar que «nos recuerda que la fraternidad es verdadera si une a los que están distanciados, que el mensaje de unidad que el cielo envía a la tierra no teme las diferencias y nos invita a la comunión, a la comunión de las diferencias, para volver a comenzar juntos, porque todos —¡todos!— somos peregrinos en camino». [6]
Que en este Tiempo de la Creación, como seguidores de Cristo en nuestro común camino sinodal, vivamos, trabajemos y oremos para que nuestra casa común esté llena nuevamente de vida. Que el Espíritu Santo siga aleteando sobre las aguas y nos guíe a la "renovación de la superficie de la tierra" (cf. Sal 104,30).
Roma, San Juan de Letrán, 13 de mayo de 2023
FRANCISCO
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[1] Homilía junto al Lago Santa Ana, Canadá, 26 julio 2023.
[2] Homilía en ocasión del solemne inicio del ministerio petrino, 24 de abril de 2005.
[3] Encuentro con el clero de la diócesis de Bolzano-Bressanone, 6 de agosto de 2008.
[4] Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, 21 de julio de 2022.
[5] «Porque hay una verdadera “deuda ecológica”, particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países» ( Laudato si’, 51).
[6] Homilía junto al Lago Santa Ana, Canadá, 26 julio 2023.
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